
En este devocional, el Pastor Martín Castillo profundiza en la primera bienaventuranza de Mateo 5:3: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.” A través de una explicación rica en contenido bíblico y etimológico, se nos enseña que “pobre en espíritu” no significa pobreza material, sino una profunda humildad interior, el reconocimiento de nuestra miseria espiritual y la total dependencia de Dios. Se expone el contraste entre las palabras griegas penés (quien trabaja para vivir) y ptojós (el mendigo que no tiene nada), para enfatizar que Jesús se refiere al que está completamente vacío de sí mismo. Se citan Isaías 66:2, Salmos 34:18 y 51:17, y se ilustra con la parábola del fariseo y el publicano en Lucas 18. El mensaje es claro: solo quien se humilla será enaltecido. Un llamado a vivir con un corazón contrito, reconociendo nuestra necesidad absoluta de Dios.