====================================================SUSCRIBETEhttps://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1======a==============================================DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2025“CON JESÚS HOY”Narrado por: Exyomara AvilaDesde: Bogotá, ColombiaUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church ===================|| www.drministries.org ||===================04 de NoviembreSoledad y compañía«La hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo» (Juan 16: 32).Mi experiencia pastoral me ha dejado claro que todos los seres humanos podemos sentirnos solos en algún momento de nuestra vida. Niños, jóvenes, adultos o ancianos, casados, solteros, viudos, divorciados, abandonados..., hombres o mujeres... Todos, unos más y otros menos, atravesamos situaciones en las que nos encontramos como si estuviéramos completamente solos a pesar de estar rodeados de gente. Jesús también.Imagino su tristeza al pronunciar las palabras: «Me dejaréis solo». Hay circunstancias en las que todos necesitamos la empatía de algún alma amiga, el apoyo del hombro, el abrazo solidario, de alguien que comparta nuestras penas. Jesús también.Los Evangelios nos cuentan que, la noche en que fue arrestado, traicionado por uno de los suyos, les dijo a sus más íntimos: «Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo» (Mat. 26: 32).Una tristeza que concernía sin duda todavía más a sus amigos que a él mismo, porque la soledad profunda en la que iba a encontrarse estaría siempre llena de la presencia del amor del Padre. Admiro esta conciencia serena y clara de la protección paternal de Dios en medio del abandono de los suyos: «Mi Padre está siempre conmigo: él no me ha dejado solo... » (Juan 8: 29).El alivio más inmediato del dolor es el apoyo y la compañía de otros. Viktor Frankl escribió: «Los que hemos vivido en campos de concentración recordamos de un modo especial a aquellos que pasaban por nuestros barracones consolando a otros, compartiendo con ellos un trozo de pan. Eran pocos, pero eran una prueba suficiente de que al ser humano se le puede quitar todo, excepto una cosa: la última de sus libertades, la de escoger su propio camino, a pesar de las circunstancias» (El hombre en busca de sentido).En medio de nuestra zozobra, la presencia de alguien que nos ama es lo más importante. Sentirse acompañado, aunque no alivie directamente el dolor, ayuda a vencer la soledad y superar el abandono. Sea cual fuera la forma que tome esta presencia (visita personal, llamada telefónica, mensaje escrito, etc.), se trata de hacer saber al que sufre que pensamos en él. Es nuestra manera de decirle: «Te quiero. Eres importante para mí. Estoy contigo».
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