
La situación actual es una buena oportunidad para replantearnos un mundo anarcocapitalista donde no existan los Estados y -por ende- lo que tengamos probablemente sean micro-naciones, basadas en contratos voluntarios y las relaciones libres e individuales. En una nación basada en el anarcocapitalismo, hacer la guerra sería no solo muy costoso, sino tal vez imposible.
En los Estados modernos, una minoría que se encuentra en el gobierno o que se beneficia de dicho gobierno, tiene la capacidad de hacer la guerra cuando le plazca sin ningún tipo de dificultad. Los deseos bélicos o expansionistas de los gobernantes pueden llevarse a cabo sin ningún contratiempo. El problema nace en el monopolio de la violencia y de las leyes que están contenidas en los Estados actuales.