Esta fábula de Esopo nos enseña a huir de las ensoñaciones y a valorar y ser felices con lo que tenemos.
El esfuerzo obtiene su recompensa, mientras que con pereza y vagancia no se logra nada.
Si mentimos, nadie confiará en nosotros cuando digamos la verdad.
Con perseverancia y con esfuerzo, podemos lograr nuestras metas.