
El sombrero cordobés es una de las piezas más reconocibles y emblemáticas de la tradición andaluza. Su origen se remonta al siglo XVII, cuando aparece en grabados y testimonios como prenda utilizada por jornaleros y trabajadores del campo para protegerse del sol y la lluvia, gracias a su ala ancha y copa baja que ofrecían sombra y comodidad. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX y principios del XX cuando el sombrero cordobés se popularizó y se consolidó como símbolo de distinción, elegancia y folclore, especialmente en ferias, romerías y espectáculos taurinos
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Fabricado tradicionalmente en Córdoba, este sombrero destaca por su rigidez, la variedad de colores y la posibilidad de personalizar el tamaño del ala (entre 8 y 12 cm) y de la copa (de 10 a 12 cm)
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A lo largo de la historia, el sombrero cordobés ha sido lucido por figuras ilustres como el torero Manolete, el cantaor Juanito Valderrama o el rejoneador Antonio Cañero, y ha aparecido en las pinturas de Julio Romero de Torres. También ha traspasado fronteras y ha sido adoptado por celebridades internacionales y en el mundo de la moda
. Su diseño se fue perfeccionando con el tiempo, adaptándose a las necesidades del clima y de la vida festiva andaluza, e incluso se plantea que pudo inspirarse en el chambergo de Flandes, adaptado por los cordobeses con una serena rigidez y elegancia. Hoy, sigue siendo un imprescindible en las ferias andaluzas, en la equitación y como símbolo de la identidad cultural de Córdoba y Andalucía.
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