
Y es que del dolor viene el gozo. De un dolor muy grande, puede venir una gran victoria. El dolor y el sufrimiento no son enemigos. Son aliados para nuestro crecimiento.
Por eso, después del gran dolor del calvario: vino la victoria sobre la muerte y el pecado. Y las lágrimas de los discípulos se tornaron en gozo y alegría. Porque del dolor, viene la victoria.
Después del sufrimiento de José el soñador, vino su grandeza. Porque del dolor viene la victoria.