
Cuando nos dejamos guiar por el espíritu santo, suceden grandes maravillas. Por eso en el libro de los hechos hay un avivamiento tremendo. Porque estaban guiados por el espíritu . No estaban conducidos por decisiones democráticas o logística, o por capacidades personales. Todo lo dejaban a la guía del espíritu santo. Para eso debemos confiar totalmente en lo que hace Dios, aprender a depender de su guía. Soltar el control y dejárselo a Dios por fe.