El cuerpo es el que registra nuestro devenir temporal y es atravesado por la cultura, los mandatos y movilizado por diversos sentidos. Es necesario recuperar el sentido del propio cuerpo para dirigir y conducir nuestros deseos para encontrar y ser lo que realmente somos.
con La ventana abierta
un aire de reflexion
El verde del monte, el aire fresco, el sonido de los pájaros, presentes con todos los sentidos... todas son experiencias de un enorme placer, todos los sentidos participan.
También entra la humedad, el espesor, nos permite ver la oscuridad y nos hace temer por aquello que puede entrar y dejarnos incomodxs.
Cuando esta experiencia se lleva al terreno de los vínculos y del intercambio de ideas, cuánto más puede revolucionar esa ventana abierta?
El aire entra, pero que sucede con él una vez adentro... Aquí algunas ideas para descargar el revoltijo de todo aquello
Deseando compartir, como máxima expresión de las relaciones, aquí lo nuestro...
nos construimos y nos deconstruimos a través de estas palabras que compartimos
Un arquitecto que no sabe bien donde poner la ventana y una psicóloga que no aguanta la curiosidad de mirar a través de ella