
"El duelo que no termina"
Hoy quiero contar algo muy personal.
Algo que duele, pero que tal vez pueda ayudar a otros que estén viviendo lo mismo.
Mi papá es dependiente del alcohol.
Lo fue toda la vida.
Mi mamá convivió con eso durante 50 años… y fue una mujer profundamente infeliz. Siempre me lo dijo, Y él tampoco la quiso de verdad, porque quien ama, no destruye.
En mi casa crecimos entre gritos, peleas, infidelidades, violencia Y recibíamos el veneno de un ambiente donde el amor estaba ausente.
Hoy mi mamá ya no está. Falleció hace unos meses.
Y yo me encuentro sola frente a mi papá, que sigue tomando cada día, cada vez más temprano, cada vez más fuerte.
Es como verlo morir de a poquito, lentamente.
Y este es un duelo extraño.
No es el duelo de la muerte real, que aunque duele, cierra.
Es un duelo en vida: lo veo apagarse cada día, pero todavía está, todavía me llama, todavía me grita cuando bebe. Y yo… yo no sé cómo ayudarlo. Y la verdad es que ya entendí algo: no puedo salvarlo.
Mi mamá gastó su vida entera en esa lucha, y perdió.
Yo no quiero repetir su destino.
Por eso hoy aprendí a poner límites:
– Hablar solo con él cuando está sobrio.
– No discutir cuando toma, porque ahí no hay nadie al volante.
– Cuidar mi paz aunque él no entienda.
Y sé que no soy la única.
Yo también me descubro pensando cosas feas, como desear que un día todo termine de golpe. Pero entendí que eso no significa que odie a mi papá. Significa que estoy agotada, que quiero que termine el dolor, que quiero dejar de vivir en este duelo infinito.
Por eso hoy cierro este capítulo con mi propio mantra, mi escudo para sobrevivir:
👉 ‘Yo, Vani, soy hija, no salvadora. Mi vida no se hunde con la de mi papá’.
Si alguien que me escucha está viviendo algo parecido, quiero que se quede con esto: tenés derecho a cuidarte, a poner distancia, a no repetir la condena de quienes se quedaron atrapados.
Gracias por escucharme. Ojalá mi historia te ayude a ponerle palabras a la tuya.”