Carmen Barrera, quien llegó al funeral acompañando a su madre, devota de Romero, estaba a un costado de la Catedral cuando las bombas empezaron. Hilda Trejo estaba en las gradas de Catedral, como parte del coro que acompañaba el servicio fúnebre y Patricia Morales, una joven de 17 años, estaba junto a la estatua de Gerardo Barrios en medio de la plaza. Ellas cuentan cómo sobrevivieron ese día.
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