
Un observatorio particular, no con un telescopio sino con sus detectores desparramados en una superficie de 3 mil kilómetros cuadrados en Malargüe, al pie de la Cordillera de los Andes, en la provincia de Mendoza con 1660 detectores de superficie instalados a quince cuadras de distancia unos de otros. Cinco edificios que albergan veintisiete detectores de fluorescencia. En busca del misterio más grande que guarda el cielo: “Los rayos cósmicos”.
Para guiarnos en esa búsqueda nos acompaña con su relato el Dr. en Física Ricardo Sato quien se desempeña como coordinador científico y de operaciones para detectores de superficie en el Pierre Auger.