
«Él es el Padre que nos tiene compasión y el Dios que siempre nos consuela. Él nos consuela en todos nuestros sufrimientos para que nosotros podamos consolar a todos los que sufren dándoles el mismo consuelo que Él nos ha dado a nosotros.» (2 Corintios 1,3-4).
Dios es un Padre de amor que solo tiene para nosotros bondad infinita. Siempre camina a nuestro lado, en todo momento y en todo lugar, nos comprende, nos levanta y nos anima a seguir caminando y a ser testimonio para la vida de otros.
Señor, consuélanos y que podamos ser consuelo para otros.