¿De verdad, en México es imposible someter al ejército al control civil, es impensable juzgar y condenar a expresidentes? Un ejemplo de otro país, especialmente dramático y aleccionador, muestra el camino hacia la justicia. Hacia el momento de poder decir con certeza: nunca más.
Todo el gabinete de seguridad del presidente Peña Nieto tuvo conocimiento en tiempo real de los crímenes de la noche de Iguala y se coordinó para ocultar lo sucedido. Pero, reactivado por AMLO, el proceso judicial avanzó con lentitud hasta que en agosto de 2022, se produjo una sorprendente reversión y el descarrilamiento de las investigaciones.
Alejandro Saavedra Hernández es el general de la noche de Iguala. El expresidente Peña Nieto y el general Salvador Cienfuegos le aseguraron una carrera meteórica y lo propusieron para secretario de la Defensa del gobierno de AMLO. No llegó. Pero se mantiene en la impunidad.
El gobierno de Peña Nieto garantizó la impunidad de los criminales. Pero el cambio de gobierno derribó la impunidad de algunos. No de todos. En este episodio revisamos quiénes ya están en la cárcel, tienen órdenes de aprehensión o se fueron a esconder a otro país.
En la investigación simulada del caso, el uso de la tortura fue generalizado y sistemático, lo que constituye un crimen contra la humanidad. Los responsables fueron funcionarios de la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina.
La operación criminal fue gigantesca e involucró a más 180 hombres, entre delincuentes, policías de varias corporaciones y militares. El papel fundamental del quinto autobús y cómo intentaron ocultarlo; y la campaña de difamación contra los desaparecidos y sus familiares, y contra periodistas e investigadores.
Los crímenes de la noche de Iguala no son algo aislado. sino parte de un estado de violencia permanente y sostenido desde el poder. Esta es la narración de cómo las autoridades mantuvieron una vigilancia constante sobre los estudiantes y cómo sucedieron los hechos desde su salida de la Escuela de Ayotzinapa hasta los ataques en Periférico Norte.
La “verdad histórica” del gobierno de Peña Nieto se basó en un conjunto de mentiras. Las primeras tres ayudan a entender cómo se fraguó y cada una tiene un escenario particular.