En Gloríate hablamos de esos momentos en los que el corazón humano busca reconocimiento propio, olvidando que toda gloria pertenece a Dios. Hay temporadas en las que el orgullo intenta robar el lugar que solo el Señor merece, llevándonos a confiar en nuestras fuerzas. No se trata de engrandecernos a nosotros mismos, sino de aprender a exaltar al que nos dio la vida y los dones. Cuando decides humillarte, agradecer y honrar Su nombre, descubres que la verdadera gloria está en Cristo. ¡Hoy es tiempo de rendir todo a Él! Tu grandeza no está en tus logros… está en el Dios que te corona de amor y misericordia.