
Comisiones ministeriales expresa el llamado divino que impulsa a cada creyente a servir con propósito y entrega. No todos fueron enviados a la misma tarea, pero cada labor tiene un peso eterno cuando se realiza con amor y obediencia. Ser parte de una comisión no es un título, sino una oportunidad para manifestar el carácter de Cristo en cada acción. Cuando comprendemos que somos representantes del Reino, servimos con pasión y excelencia. Es tiempo de cumplir con fidelidad la misión que Dios ha puesto en nuestras manos.