
Hoy meditamos en un salmo que es un refugio para el corazón en medio de cualquier tormenta: el Salmo 46.
Comienza con una declaración poderosa: “Dios es nuestro refugio y fortaleza, auxilio siempre a mano en la adversidad”.
No dice que Dios a veces es refugio, ni que está de vez en cuando presente… sino que siempre está ahí.