
Cuidar a alguien que amamos es, quizá, uno de los actos más nobles y profundos que puede tener el ser humano.
Es dar tiempo, energía, cuerpo y alma por alguien que necesita de nosotros.
Pero también es un camino que, muchas veces, se recorre en silencio… donde el cansancio se disfraza de fortaleza,
donde el amor se confunde con obligación, y donde, sin darnos cuenta, el cuidador empieza a apagarse.
En Aliviamos, hoy queremos hablar de eso que casi nadie dice, pero muchos sienten: el padecer oculto del cuidador.
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