
La humildad es una de la virtudes mas admiradas pues demuestra que quien la posee tiene los pies sobre la tierra, contrario al soberbio que se cree superior a los demás. Humillarse es una de las exigencias divinas y esto aplica para todos: reyes, príncipes, plebeyos, lacayos y esclavos. Este último capítulo de la serie LO QUE PIDE DIOS DEL HOMBRE aborda este tema a la luz de las Escrituras citando dos casos que ilustran tanto a soberbia como su antónimo.
Hablamos de Nabucodonosor, e emperador babilonio que por su soberbia, orgullo y vanagloria fue reducido a la condición de un animal perdiendo temporalmente su posición de rey (Daniel 4). El otro caso es David, rey de Israel. Su adulterio con Betsabé fue un acto de soberbia y abuso de poder; no sólo tomó lo que no era suyo sino que además hizo morir al esposo de esta, pese que era un fiel soldado (2 Samuel 11). Acorralado por el profeta Natán (2 Samuel 12:1-14), reconoció que había pecado y se humilló ante Dios (Salmo 51).
Humillarse ante Dios reporta grandes beneficios y este episodio, enumeramos algunos de ellos.
¡Buen provecho!