Todos enfrentamos desiertos en nuestras vidas, valles de aflicción, lágrimas e incertidumbre en los que nos sentimos solos, débiles, y susceptibles a fracasar. Esto para muchos esto termina en una tragedia, debido a su falta de coraje y valor para reabrir los pozos de aguas de vida y salvación, pues hacerlo implica un esfuerzo, sacrificio y toma de decisiones radiales en sus vidas que les lleven a escavar profundamente en la Palabra, entenderla, conocerla, amarla, vivirla y ser perfeccionado por ella.
Es imposible amar a quien no conocemos, entonces, ¿cómo podemos amar genuinamente a Dios? No hay atajos, necesitamos caminar hacia las aguas profundas de la comunión y el conocimiento de Cristo y su Palabra ¿cómo podemos hacerlo? ¡sal de la orilla y acompáñanos a descbrirlo juntos!