Qué hago con todas las fotografías, qué hago con la vida que me queda, quién va a llevarse los restos de lo que fuimos, quién va a cerrar la puerta al salir. Si justo cuando me sentía cómo pez en el agua, resulta que me ha tocado nadar hasta el fondo. Soy quien da consejos a todos sus amigos, pero no encuentro ninguno propio, no queda a mi alcance encontrar la cura para tanto dolor de pecho, de instantes y recuerdos compartidos. Cuando dije que nunca había amado así, no estaba mintiendo, y posiblemente nunca lo haga de nuevo, lo sé. Te oí decir que sí tantas veces y segura, que en cada una de mis preguntas escuchaba como se partía mi vida, esperaba que en alguna de esas tu respuesta fuera un no y corrieras a abrazarme y besarme, simulando que todo fue broma. Infinita la memoria en mi cabeza, de todo lo que guardo de ti, de cada parte que aún me encanta, de lo que nunca va a extinguirse. Hay tinta en mí, metáfora y literal, tu nombre, tu firma y todos tus besos. Por ti yo fui aquella loca que no había existido, pero loca de amor, tan plena en todos los sentidos, cualquiera me veía reír y escuchar que la razón se trataba de ti. Me quedo con mil cosas en todas partes, cada una importante, se me sale el corazón de tristeza, se me corta la voz y me tiemblan las manos, pero sé que es por ti, que en el fondo lo haces también por mí, sin dudarlo ni un segundo te diré... que siempre te esperaré.