Sé cómo se siente tocar fondo. Se siente como si te estuvieras ahogando. No puedes respirar. Se siente que no hay salida y no sabes qué hacer. Se siente como desesperación, ansiedad, miedo, tristeza y desesperanza, todo en uno. Se siente como si nunca volvieras a tener la energía para salir adelante en la vida, y todo se torna muy oscuro. Se siente como si estar en el fondo fuera a durar una eternidad. Es difícil. Profundamente, profundamente duro. ¿Pero sabes qué? Yo te digo hoy que tú saldrás por el otro lado así como salí yo. No sabía que podía o lo haría cuando estaba allí, cuando había perdido y sufrido tanto. Cuando estaba criando a mi hijo en medio de todo, con poco espacio para que sanara mi propio quebrantamiento. Mas llegó ese momento en el que me permití tener esperanza, fue así como un destello de saber que había una salida. Era fe. Se estaba abriendo ante mis ojos un camino de revelaciones, y comencé a confiar en que el camino me encontraría. Ese fue un largo viaje. Todo comenzó con un trauma en mi infancia. ¿Te sientes identificado? A todos nos resulta difícil el camino al despertar, a encontrarnos con nosotros mismos, a sanar. Todos tenemos nuestros demonios internos, creencias limitantes y miedos que superar. Pero seguimos adelante a pesar de todo. Entonces, yo te invito a darte permiso de caerte y tocar fondo; porque después de eso, tu camino se aclarará y verás ¡una salida! Puedo dar fe de lo que estás leyendo. Caerte y tocar fondo no es tu final. Es una parte del camino y debes seguir adelante. Elige hacerte visible a la vida y estar en algún lugar alineado con la belleza de tu alma y los dones y el propósito que viniste a expresar aquí. Conecta con tu corazón y permite que sus latidos te hablen y te guíen. Llega ese momento de brillar, de abrirte, de soltar, de encontrarte contigo mismo. Llega el momento de respirarte a ti mismo y sanar. Sin miedo, que ya casi llegas. Eywa Mar
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