Sigamos a Jesús, nuestro hermano, en su camino hacia la cruz.
El camino de la cuaresma es el camino de la libertad. Pidamos al Señor nueva gracia para entrar en este camino precioso.
Nos trae hoy la liturgia la protección del fiel custodio de la Iglesia. San José, ruega por nosotros.
Escuchemos la palabra de Jesús y dejemos que dé fruto abundante en nosotros.
La mirada del Señor no es como la nuestra.
Hoy nos proponemos hacer un éxodo hacia una vida nueva: la vida del amor.
¿Quién habita en mi interior? ¿A quién dejo entrar en mi corazón?
¡Qué buenos son tus mandatos, Dios de mi vida!
Dios muestra su gloria perdonando.
Sigamos pidiendo al Señor que haga en nosotros la cuaresma que Él quiere.
Restaura, Señor, con tu infinita misericordia, nuestro corazón y nuestras relaciones heridas por el pecado.
La persona de Jesús se nos enriquece hoy con la luz que nos da la historia de José, el hijo preferido de Israel.
¿Cómo es nuestra práctica de la limosna?
Seguimos en el camino cuaresmal junto con Cristo, dejando modelar nuestro corazón por su Palabra.
El camino de la cuaresma es hacia el interior, hacia lo secreto, donde sólo el Padre mira.
La Palabra de Dios en cuaresma es tremenda. Enamora, de verdad.
Oh Señor, llena nuestro corazón con el deseo de contemplar tu rostro.
Hoy el Señor nos regala un precepto-regalo precioso.
El Señor tiene con nosotros una misericordia infinita, bendita sea su bondad.
En este día volvemos la mirada a Pedro, cimiento de la Iglesia.