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Radio Maria Argentina
Radio Maria Argentina
100 episodes
2 days ago
Radio María Argentina - Podcast
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Episodes (20/100)
Radio Maria Argentina
Vida Eucarística: entre luz y sombra









07/05/2025 – Estamos en la semana del discurso del Pan de Vida. Jesús, después de multiplicar los panes, no solo sacia un hambre física. Nos invita a mirar más profundo: Él es el Pan que no se termina, el que da vida verdadera.







OraciónSeñor Jesús,vos sos el Pan de Vida.La presencia escondida que da fuerza en medio de la noche.Cuando todo falta, vos estás.Cuando no hay palabras, tu silencio habla.Cuando el mundo se encierra, vos abrís caminos.



Queremos aprender a vivir de tu Eucaristía:descubrir que en un rincón oscuro puede brotar la luz,creer que tu presencia transforma la tristeza en esperanza.



Que nunca nos falte el deseo de encontrarte,ni la valentía de llevarte a otros.Que el amor nos vuelva creativosy tu Pan nos haga testigos.



Jesús,que tu vida en nosotros sea semilla que crece,pan que se parte,luz que permanece.Amén.



Evangelio del díaSan Juan 6,35-40



Jesús dijo a la gente:«Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen. Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí Yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de Aquel que me envió.La voluntad del que me ha enviado es que Yo no pierda nada de lo que Él me dio, sino que lo resucite en el último día.Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en Él, tenga Vida eterna y que Yo lo resucite en el último día».



¿Dónde el Señor te invita hoy a tener una mirada más profunda?Cuando estás cansado… acercate igual.



Cuando todo parece igual… creé en su Palabra.



Cuando no sabés qué hacer… pedí luz para discernir.



Cuando te falta fuerza… Él no te abandona nunca.



La Eucaristía: Pan que transforma



No es cualquier pan.Es pan pascual. Pan de resurrección. Pan que transforma.



“El que coma de este Pan vivirá para siempre” (Jn 6,51)



Al recibir a Jesús, no solo lo llevamos dentro…nos volvemos como Él.Nos hacemos don, nos hacemos amor, nos hacemos pan.



Testigos en la sombra: Van Thuan y la Eucaristía clandestina En una cárcel de Vietnam, en pleno aislamiento, el obispo Van Thuan celebraba la Eucaristía con unas gotas de vino en la palma de su mano.Conservaban al Santísimo en bolsitas hechas con papel de cigarrillos.A escondidas, pasaban la Comunión y adoraban en silencio por turnos, en plena oscuridad.



Y así, la cárcel se volvió luz.Se multiplicaron las conversiones, se bautizaron nuevos cristianos.La Eucaristía, aún escondida, transformó corazones.



Lo que transforma no es el lugar… es el amor“Sin la Eucaristía no podemos vivir la vida de Dios.”– San León Magno



Allí donde hay amor donado, hay cielo.Donde se vive desde la entrega, hay eternidad.Donde se parte el pan, nace la esperanza.



Jesús te dice: Yo SoyNo sos fotocopia.No estás de más.Tu vida tiene sentido.¡Dale una oportunidad a la Vida!Jesús te recuerda que estás llamado a vivir y dar vida.



Consigna del día



¿Dónde te pide hoy el Señor tener más fe?¿Dónde necesitás dejarte transformar por su presencia?Pedile el don de quererlo más:querer ir, querer compartir, querer recibirlo.



Para terminar…



No busques a Jesús solo por necesidad.Buscalo por amor.Él es el Pan que sacia tu hambre más profunda.Pedile hoy un corazón convencido.


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6 months ago
55 minutes 41 seconds

Radio Maria Argentina
Desde la raíz a todo lo demás









05/05/2025 – Después de la multiplicación de los panes, la multitud sigue buscando a Jesús. Pero Él los invita a mirar más allá del milagro material y descubrir el verdadero alimento que solo Él puede dar. Jesús quiere llevarnos más profundo: desde lo visible a lo esencial, desde el pan temporal al Pan de vida.Daría la sensación de que, pasada la alegría pascual, se nos acabaron los relatos fuertes. Ya no está la tumba vacía, ni los encuentros sorpresivos con el Resucitado. Pero no es así. La liturgia no se quedó sin textos, se quedó con lo más importante: con la mirada nueva que da la Pascua. Ahora, cada gesto, cada palabra de Jesús, cada milagro, cada enseñanza… lo vemos desde otro lugar. Desde la luz de la resurrección. Eso es lo que pasa con el Evangelio de hoy. El pueblo busca a Jesús porque les dio de comer. Pero él les dice: “Trabajen no por el alimento que se acaba, sino por el alimento que permanece para la vida eterna”. San Juan 6,22-29



Reflexión: ¿Por qué buscamos a Jesús?



Tras la alegría de la Pascua, pareciera que la intensidad del relato baja. Pero en realidad, la mirada cambia. Ahora cada palabra de Jesús se ilumina desde la Resurrección. Es el tiempo de volver al centro, de pasar del entusiasmo pasajero al seguimiento profundo.



La gente buscaba a Jesús porque les había dado de comer. Pero se habían olvidado del fuego que encendió su palabra en sus corazones. Jesús los invita a volver al origen. Hoy, también nosotros necesitamos recordar ese primer momento en que nos enamoramos de Él, en que su mirada nos alcanzó y su amor nos transformó.¿Te acordás cuándo sentiste por primera vez que Jesús te hablaba directamente a vos?







Cristo es nuestra raíz: origen, alimento y fecundidad



El amor como origen



Todo nace del amor de Dios.Cristo no nos amó porque hiciéramos cosas buenas, sino que nos amó primero (cf. 1 Jn 4,16).Esa es nuestra raíz: Su amor gratuito, desbordante, inmerecido.




“Jesucristo, nuestra Pascua, ha resucitado. Él es nuestra raíz.”




La fe como alimento



La fe es más que una idea: es vida, alimento, impulso.No basta con sobrevivir… Cristo quiere que tengamos vida eterna.Hoy, cuando todo parece moverse rápido, Jesús nos ofrece algo que permanece.




¿Qué te da esperanza hoy?¿Cómo la resurrección de Cristo transforma tus dificultades?




Cristo como fuente de frutos



La fe verdadera da frutos, incluso en la herida.Jesús no es solo consuelo: es raíz fecunda. Si nos unimos a Él, aun el dolor puede convertirse en semilla de vida nueva.




“El que cree en mí, tiene vida eterna.” – Jn 6,47








¿Por qué buscás a Jesús?



Jesús nos interpela con amor:¿Me buscás solo por lo que puedo darte o por lo que soy para vos?Como nos enseña el Papa Francisco:




“No seamos espectadores de la fe, sino discípulos con el corazón decidido y generoso.”




El seguimiento de Jesús no es solo devoción, es transformación. Es una respuesta libre, confiada, viva.Volvé a tu raíz. Recordá ese primer llamado. Renová tu «sí».



Oración del día:



Desde la raíz a todo lo demásOraciónSeñor, en cada paso, mostranos tu Camino.En las dudas, revelanos tu Verdad.En el cansancio, regalános tu Vida.En nuestra ansiedad por saberlo todo, enseñanos a confiar.En la impaciencia por llegar, ayudanos a permanecer.En el deseo de control, despertá nuestra docilidad.En el silencio,
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6 months ago
56 minutes 32 seconds

Radio Maria Argentina
Encontrar a Dios en lo cotidiano









30/04/2025 – ¿Dónde está Dios en medio de tus tareas diarias? Con esta pregunta miremos nuestra vida desde una perspectiva nueva: la de la fe encarnada en lo simple, en lo concreto de cada jornada.







Dijo Jesús: Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.



Dios no se esconde, se manifiesta



A veces creemos que para encontrarnos con Dios tenemos que retirarnos del mundo o esperar momentos extraordinarios. Pero hoy la catequesis nos recuerda algo fundamental: Dios se manifiesta en lo ordinario. En el desayuno que preparás con amor, en el colectivo que tomás todos los días, en el cansancio del trabajo bien hecho, en la ayuda que ofrecés a tu familia o vecinos.



Todo puede ser oración



Cuando cada gesto cotidiano lo ofrecés con amor, se convierte en oración. No hace falta estar en un templo para estar en presencia de Dios. Basta con vivir el día con fe, con una intención interior de entrega, de servicio, de amor.



Cada gesto, cada esfuerzo, puede ser una ofrenda. Y es que todo lo que vivís puede ser parte de tu diálogo con Dios.



Una invitación para hoy



Hoy el Señor te invita a reconocerlo en lo sencillo. A descubrir que el Reino de Dios comienza en lo pequeño, en lo que muchas veces pasamos por alto. ¿Y si hoy ofrecés tus tareas como una oración silenciosa? ¿Y si tu rutina se convierte en camino de santidad?



Oración del díaJesús, que sepa encontrarte en lo cotidiano.Que descubra tu presencia en cada momento simple de mi día.Dame un corazón que sepa ofrecer todo con amor.Amén.















Mirá la catequesis.



Escuchá la catequesis en vivo de lunes a viernes a las 8:00 por radiomaria.org.arSuscribite a nuestro canal de YouTube.Sumate como aportante y ayudá a evangelizar: Quiero ayudar



También te puede interesar:Catequesis anteriores.




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6 months ago
8 minutes 59 seconds

Radio Maria Argentina
¿Cómo puede ser esto? La pregunta que abre a la fe











29/04/2025 – Nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, a renacer de lo alto como nos propone el Evangelio de San Juan. A través del diálogo de Jesús con Nicodemo, recordamos que la vida cristiana no es solo un hecho pasado, como el bautismo recibido en la infancia, sino un llamado permanente a dejarnos transformar por el Espíritu en cada paso del camino.



Lectura del Evangelio según San Juan 3, 7b-15



Jesús dijo a Nicodemo: «Ustedes tienen que renacer de lo alto.»«El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu.»«¿Cómo es posible todo esto?», le volvió a preguntar Nicodemo.Jesús le respondió: «¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo?Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en Él tengan Vida eterna.»



1 – Renacer de lo alto: vivir desde el bautismo



Jesús le dice a Nicodemo: “Tienen que renacer de lo alto”. Esto no se refiere solamente al bautismo como sacramento del pasado, sino a una forma de vivir cada día. Ser cristiano no es haber sido bautizado una vez, sino vivir desde el bautismo. Es permitir que nuestra identidad de hijos de Dios nos renueve constantemente. El renacer de lo alto es un estilo de vida: es mirar cada jornada como una nueva oportunidad de dejar que Dios haga nuevas todas las cosas en nosotros.



¿Vivís tu bautismo como una novedad diaria o como un rito que quedó en el pasado?



2 – Dejarse guiar por el Espíritu Santo



El viento sopla donde quiere, dice Jesús. Así es el Espíritu: libre, imprevisible, lleno de sorpresas. No podemos encerrarlo en estructuras ni domesticarlo con nuestras seguridades humanas. El Espíritu Santo nos impulsa, nos mueve, nos hace salir. Nos invita a vivir una fe dinámica, abierta, que se anima a lo nuevo. Como a María, que se puso en camino; como a los apóstoles, que fueron enviados a todo el mundo.



¿Te animás a dejarte llevar por el soplo del Espíritu, aunque no sepas bien hacia dónde te conducirá?



3 – No tener miedo: confiar más allá del «¿cómo?»



Nicodemo pregunta: “¿Cómo puede ser esto?” Y cuántas veces nosotros también nos detenemos ahí. Nos paraliza el «cómo». Queremos garantías antes de caminar. Pero el camino del Evangelio no se recorre desde el control, sino desde la confianza. El Papa Francisco nos recuerda que lo opuesto al amor no es solo el odio, sino el miedo. Ese miedo que nos detiene, nos hace mirar desde la sospecha y no desde la fe.



¿Qué miedos te impiden avanzar? ¿Te animás a caminar aun sin tener todas las respuestas?



4 – Creer: no sólo admirar a Jesús, sino adherirse a Él



Nicodemo admiraba a Jesús, pero Jesús le pide algo más: creer. No basta con reconocerlo como un gran maestro. Él es el Hijo de Dios. Y el creer no es algo intimista o puramente interior. Es unirse a Él, dejarse transformar, entrar en su corazón y desde allí, ser enviados. El que cree se pone en camino. El que cree no se guarda a Jesús para sí, lo anuncia, lo contagia, lo vive.



¿Tu fe es de admiración o de adhesión?
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6 months ago
52 minutes 49 seconds

Radio Maria Argentina
Dejar que el Señor Resucitado pronuncie nuestro nombre











22/04/2025 – El Señor nos visita resucitado. Y quiere encontrarse con nosotros así como estamos, con lo que nos pasa, con lo que tenemos entre manos, con lo que sentimos. Podemos quedar desconcertados al principio, pero la gracia de este encuentro nos lleva a abrazar lo mucho y nuevo que se abre en nuestra vida hacia adelante.



María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: “Mujer, ¿por qué lloras?”. María respondió: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?”. Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: “Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo”. Jesús le dijo: “¡María!”. Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: “¡Raboní!”, es decir “¡Maestro!”. Jesús le dijo: “No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'”. María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras. Juan 20,11-18.



 MUJERES QUE BUSCAN Y MIRAN



El corazón hace referencia a la totalidad de la persona, a su centro original e íntimo, a lo que hay de más interior y total, a aquella dimensión profunda que orienta el deseo y la búsqueda:“Yo dormía pero mi corazón estaba en vela (…) Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y plazas buscando al amor de mi alma…” (Cant 5,2; 3,3).Es ese apasionamiento el que se desborda en la gama de emociones que reflejan los textos:“Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado…” (Mc 16,6)“…llenas de miedo y gozo” (Mt 28,8)“…quedaron espantadas (…), temblando y fuera de sí. Y de puro miedo, no dijeron nada a nadie (Mc 16,4.8)“Estaban desconcertadas (…) y recordaron sus palabras…” (Lc 24,4.8)“María estaba frente al sepulcro, fuera, llorando (…)Le dice Jesús:-Mujer, ¿por qué lloras?,¿a quién buscas? (…)Le dice Jesús:-¡María!Ella se vuelve y le dice en hebreo:¡Rabbuni!” (Jn 20.11.15-169) Los ojos expresan hacia fuera todo ese mundo interior y lo conectan con la realidad; por eso la mirada de alguien es reveladora de lo que hay en ella de más profundo y auténtico.“¿Habéis visto al amor de mi alma?” (Cant 3,2) pregunta la muchacha del Cantar, con la naturalidad con que el que ama da por supuesto que todas las miradas serán atraídas por el que se ha adueñado de la suya. “María Magdalena y María de José observaban dónde lo colocaban” (Mc 15,42-47)“Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás para observar el sepulcro y cómo habían colocado el cadáver” (Lc 23,55)“Alzaron la vista y observaron que estaba corrida la piedra” (Mc 16,4)“Va María Magdalena al sepulcro y observa que la piedra está retirada del sepulcro” (Jn 20,1)“…se inclinó hacia el sepulcro y ve dos ángeles vestidos de blanco” (Jn 20,11)“…se vuelve y ve a Jesus de pie” (Jn 20,14)“…vieron un joven vestido con un hábito blanco” (Mc 16,5)“…quedaron espantadas, mirando al suelo” (Lc 24,5)“Mirad el lugar donde lo habían puesto” (Mc 16,6)“…irá por delante a Galilea; allí lo veréis” (Mt 28,7)“…volvieron diciendo que habían tenido una visión de ángeles” (Lc 24,24) “Llega María anunciando a los discípulos: He visto al Señor (Jn ...
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6 months ago
53 minutes 32 seconds

Radio Maria Argentina
Miércoles Santo: La traición de Judas











16/04/2025 –  ¿Cómo se llega a la traición? ¿Cómo se puede producir este misterio? Por el deseo desmedido de un interés material. Dos razones ubicamos en este lugar, la desmedida manera de vincularnos frente a los bienes y la falta de trato con el amigo Jesús.



Jesús muestra el camino del servicio Judas entiende sólo el camino del poder.



Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me darán si se lo entrego?”. Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo. El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: “¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?”. El respondió: “Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: ‘El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'”. Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: “¿Seré yo, Señor?”. El respondió: “El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!”. Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: “¿Seré yo, Maestro?”. “Tú lo has dicho”, le respondió Jesús. Mateo 26,14-25.



La traición de Judas



¿Cómo se llega a la traición? Primero por el deseo desmedido de intereses materiales: el dinero, que lleva al poder y a la vida egoísta, complaciente y sensual. Y en segundo lugar, por la falta de trato con el amigo, que me deja y me mantiene en la ignorancia, y al no conocer bien el valor del amigo: de lo que es, de lo que vale, de lo que tengo con su trato, de lo que me hace vivir, no le hago aprecio y entonces, sin dificultad, lo vendo o lo abandono.



Hoy vemos a Judas vendiendo a Jesús. : « Entonces, uno de los doce, llamado Judas, se fue a los príncipes de los Sacerdotes y les dijo: « ¿Qué están dispuestos a darme, si se los entrego? » Ellos se ajustaron con él en treinta siclos de plata 



Dice el libro del Exodo en el capítulo 21, versículo 32: « si el buey cornea, dando muerte, a un siervo, se pagarán 30 siclos de plata al dueño del siervo y el buey morirá apedreado ». Es decir, Judas se convierte por este convenio de venta, en 30 siclos, en el dueño y amo de Jesús y Jesús en su siervo. No le importa que muera por la « cornada » de la crucifixión, por la que recibirá el precio de un siervo muerto, las 30 monedas. La relación de amistad la ha convertido en la relación más baja y humillante para el ser humano: la de dueño y esclavo. Judas, dueño. Jesús, su esclavo.Y todo debido a la actitud de Judas: deseo desmedido de dinero, como nos lo relataba San Lucas en la escena de Betania, cuando Jesús cenaba con sus amigos y María ungió los pies de Jesús con un perfume caro, a la usanza de la época. Judas comentó: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por 300 denarios para dárselo a los pobres? Esto lo dijo, añade San Lucas, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón: y como tenía la bolsa, llevaba lo que iban echando ».



El dinero y el poder, a Judas lo llevaron a la traición.



El afán desmedido por el dinero, por el tener con avaricia, el gozar materialmente, sin límites, el prestigio me pueden hacer traición, y quedarme como un despojo de un mundo despiadado, sin amistad, la de verdad, claro,
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6 months ago

Radio Maria Argentina
Martes Santo: El misterio del traidor











15/04/2025 – El martes Santo en el capítulo 13 del Evangelio de San Juan se relata el momento más doloroso de la última cena: la traición de Judas. El texto bíblico refiere a este acontecimiento describiendo un sentimiento de Jesús, “está conmovido”. La conmoción es la tensión que se produce entre sentimientos contrarios, por un lado está la luminosidad de aquella noche fraterna compartida con amigos en la memoria de una Pascua liberadora y por otra parte este sentimiento doloroso de sombra, de tiniebla, de oscuridad, que trae la traición que se mete dentro de la misma convivencia fraterna.



Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús.Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: “Pregúntale a quién se refiere”. El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: “Señor, ¿quién es?”.Jesús le respondió: “Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato”. Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: “Realiza pronto lo que tienes que hacer”.Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto.Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: “Compra lo que hace falta para la fiesta”, o bien que le mandaba dar algo a los pobres.Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.Después que Judas salió, Jesús dijo: “Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él.Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto.Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: ‘A donde yo voy, ustedes no pueden venir’.Simón Pedro le dijo: “Señor, ¿adónde vas?”. Jesús le respondió: “A donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás”.Pedro le preguntó: “¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”.Jesús le respondió: “¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”.



Juan 13,21-33.36-38.



El misterio del traidor



Juan nos dice que Jesús, profundamente conmovido, declaró: “les aseguro que uno de ustedes me va a entregar” (13,21).



Juan habla tres veces de la «turbación» o «conmoción» de Jesús: junto al sepulcro de Lázaro (cf. 11,33.38); el «Domingo de Ramos», después de las palabras sobre el grano de trigo que muere, en una escena que remite muy de cerca a la hora en el Monte de los Olivos (cf. 12,24- 27) y, por último, aquí.Son momentos en los que Jesús se encuentra con la majestad de la muerte y es tocado por el poder de las tinieblas, un poder que Él tiene la misión de combatir y vencer.



El anuncio de la traición suscita comprensiblemente al mismo tiempo agitación y curiosidad entre los discípulos. «Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba en la mesa a su derecha. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?”. Jesús le contestó: “Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado”» (13,23ss).Tal como está aquí, la respuesta de Jesús es totalmente clara. Pero el evangelista nos hace saber que, a pesar de ello, los discípulos no entendieron a quién se refería. Podemos suponer por tanto que Juan, repensando lo acontecido,
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6 months ago
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Lunes Santo: amar sin medidas











14/04/2025 –  Es lunes santo, hoy el evangelio es Juan 12,1-11.. Jesús se encuentra en la casa de sus amigos en Betania. María, sorprende con un gesto que desconcierta a todos, unge lo pies de Jesús y los seca con sus cabellos. Es la expresión de quien ve atravesada su vida por un amor que la hace hacer algo inesperado.



El amor, cuando atraviesa nuestra vida, nos hace hacer cosas que van más allá de lo razonable. La Semana Santa es un amor sin medidas con el que Dios sale a nuestro encuentro, llevándolo a Jesús a entregar Su vida por nosotros en la cruz.



Juan 12,1-11.



Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: “¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?”. Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella. Jesús le respondió: “Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre”. Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado. Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.







El Evangelio recién proclamado nos conduce a Betania, donde, como apunta el evangelista, Lázaro, Marta y María ofrecieron una cena al Maestro (cf. Jn 12, 1). Este banquete en casa de los tres amigos de Jesús se caracteriza por los presentimientos de la muerte inminente:



Los seis días antes de Pascua, la insinuación del traidor Judas, la respuesta de Jesús que recuerda uno de los piadosos actos de la sepultura anticipado por María, la alusión a que no lo tendrían siempre con ellos, el propósito de eliminar a Lázaro, en el que se refleja la voluntad de matar a Jesús.



En este relato evangélico hay un gesto para poner la atención: María de Betania, “tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos” (12, 3). El gesto de María es la expresión de fe y de amor grandes por el Señor: para ella no es suficiente lavar los pies del Maestro con agua, sino que los unge con una gran cantidad de perfume precioso que —como protestará Judas— se habría podido vender por trescientos denarios; y no unge la cabeza, como era costumbre, sino los pies: María ofrece a Jesús cuanto tiene de mayor valor y lo hace con un gesto de profunda devoción. El amor no calcula, no mide, no repara en gastos, no pone barreras, sino que sabe donar con alegría, busca sólo el bien del otro, vence la mezquindad, la cicatería, los resentimientos, la cerrazón que el hombre lleva a veces en su corazón.



María se pone a los pies de Jesús en humilde actitud de servicio, como hará el propio Maestro en la última Cena, cuando, como dice el cuarto Evangelio, “se levantó de la mesa, se quitó sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en una jofaina y se puso a lavar los pies de los discípulos” (Jn 13, 4-5), para que —dijo— “también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros” (v. 15): la regla de la comunidad de Jesús es la del amor que sabe servir hasta el don de la vida....
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6 months ago

Radio Maria Argentina
Día 26: Contemplación para alcanzar amor











11/04/2025 – Llegamos al final de los Ejercicios Ignacianos. San Ignacio nos introduce en la contemplación para alcanzar amor teniendo en cuenta cuanto amor nos ha tenido el Señor invintándonos a hacer memoria agradecida. Hoy nos vamos a detener en el cuarto punto viendo cómo Dios escribe derecho sobre renglón torcido



La contemplación para alcanzar amor (EE 230-237) es una recapitulación de la experiencia de los Ejercicios, que ha sido un encuentro personal con Cristo nuestro Señor, en el que él nos ha manifestado su voluntad y nos ha llamado a un servicio y a un seguimiento más de cerca. Podríamos decir que el fin de esta contemplación es el de todos los Ejercicios, según un texto primitivo de las Constituciones de la Compañía de Jesús, redactadas por San Ignacio: “aclararse más la inteligencia y calentarse en el amor de Cristo nuestro Señor y hacerse más ferviente en las operaciones exteriores e interiores” (Const. Parte 3, capítulo 3, n. 6 del texto a). Por eso su título es “para alcanzar amor”: se entiende, a Cristo nuestro Señor.




* La contemplación comienza con dos advertencias.




“La primera es que el amor se ha de poner más en las obras que en las palabras”: no es que no se de también en las palabras y en las otras manifestaciones más afectivas; pero se da “más en las obras” y a las obras hay que prestar sobre todo atención, tanto cuando se quiere juzgar del amor de Dios que nos tiene, como del amor que nosotros tenemos a Dios; y en las obras no hay posibilidad de engaño.Es un principio evangélico:Mateo 7, 21-27: “No todo el que me diga… sino el que haga”.1 Juan 3, 18: “No amemos de palabra… sino con obras”.



Santiago 1, 22-25”: “Poned por obra la Palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos”.Romanos 2, 13: “No son justos… sino los que la cumplen”.



Como dice San Ignacio: “el amor se ha de poner más en las obras” (EE 230). De aquí la importancia que tiene, en orden a demostrar nuestro amor a Dios, lo que él, durante estos Ejercicios, me ha pedido… y espera que yo haga en su servicio, al salir de los Ejercicios.



La segunda advertencia es que el amor mutuo consiste en comunicación de las dos partes; es, a saber, en dar y comunicar el amante al amado lo que tiene o de lo que tiene o puede; y así por el contrario, el amado al amante; de manera que, si el uno tiene ciencia, dar al que no la tiene, y así el otro al otro” (EE 231).



La contemplación para alcanzar –o sea, aumentar- el amor de Dios consiste, pues, en considerar lo que él me ha dado (“lo que tiene o de lo que tiene o puede…”), para moverme a mí a darle, a mi vez, lo que tengo o de lo que tengo o puedo.



Y debo, por así decirlo, tanto agudizar mi vista –con la gracia de Dios- para ver lo que él me ha dado, como para darme cuenta de lo que yo le puedo dar a él: por ejemplo, mi elección, mi reforma o enmienda de vida…



EE 75: “Considerar cómo Dios nuestro Señor me mira, etc.”.



EE 46: Pedir gracia para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente en servicio y alabanza de su divina Majestad”.



EE 232: Composición de lugar “que aquí es ver cómo estoy delante de Dios nuestro Señor, de los ángeles, de los santos intercediendo por mí”.



Sobre la intercesión constante del Señor, cf. Heb 7, 25, con nota de BJ; Rom 8, 24, con nota de BJ; 1 Juan 2, 1.



EE 233: Pedir lo que quiero: “será aquí pedir conocimiento interno (como el que pedíamos, durante la Segunda semana, de Cristo) de tanto bien recibido, para que enteramente reconociéndolo, pueda en todo amar y servir a su divina Majestad”.
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Día 25: Aparición en el Mar de Tiberíades











10/04/2025 – Hoy contemplamos a Jesús en la orilla del mar de Tiberíades. Un Jesús que sorprende con sus gestos, es el mismo, pero se ve distinto. Hoy aparece como sentado a la orilla del lago preguntándole a los discípulos algo que resulta hiriente para un pescador que pasa toda la noche intentando pescar sin resultado alguno. Jesús, que sabe de los deseos de ellos y sus anhelos, les da una indicación para que puedan encontrarse con aquello que estaban buscando”, nos dice el padre Javier.



Después de esto, nuevamente se apareció Jesús a sus discípulos en la orilla del lago de Tiberíades. Y se hizo presente como sigue: Estaban reunidos Simón Pedro, Tomás el Mellizo, Natanael de Caná de Galilea, los hijos del Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar.» Contestaron: «Vamos también nosotros contigo.» Salieron, pues, y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba parado en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo que comer?» Le contestaron: «Nada.» Entonces Jesús les dijo: «Echen la red a la derecha y encontrarán pesca.» Echaron la red, y no tenían fuerzas para recogerla por la gran cantidad de peces. El discípulo de Jesús al que Jesús amaba dijo a Simón Pedro: «Es el Señor.» Apenas Pedro oyó decir que era el Señor, se puso la ropa, pues estaba sin nada, y se echó al agua. Los otros discípulos llegaron con la barca -de hecho, no estaban lejos, a unos cien metros de la orilla; arrastraban la red llena de peces. Al bajar a tierra encontraron fuego encendido, pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar.» Simón Pedro subió a la barca y sacó la red llena con ciento cincuenta y tres pescados grandes. Y no se rompió la red a pesar de que hubiera tantos. Entonces Jesús les dijo: «Vengan a desayunar». Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle quién era, pues sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo repartió. Lo mismo hizo con los pescados. Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos. San Juan, 21



¡Es el Señor!



En los relatos pascuales de los Evangelios hay algo de este juego: el Resucitado aparece repentinamente «bajo otra figura» a dos discípulos, como dice Marcos (16,12), se acerca bajo la apariencia de un peregrino a los de Emaús (Lc 24,15) o de un jardinero a María Magdalena (Jn 20,11-15). El resucitado aparece como quien desaparece. Es el mismo Jesús, pero no es lo mismo.La nueva presencia abre los ojos de los discípulos; les hace ver y entender de una manera nueva. Les hace pasar del miedo y de la duda a la confianza. Los discípulos creen que es un fantasma, pero la nueva presencia abre los ojos a una nueva dimensión. El nuevo modo de estar de Jesús ubica la relación del discípulo con el maestro. La muerte ha sido vencida por la fuerza de la vida. Él nos hace ver y entender la vida y su sentido de una nueva manera, por eso es el mismo pero distinto, está como en un estadio diferente.



La presencia del Señor abre los ojos a una mirada nueva: la paz y la alegría son las características que lo identifican. Quizás Juan lo reconoció por esa paz y alegría de sacar tantos peces luego de una noche infructuosa. El Señor les trae paz, alegría y les abre la mirada a lo nuevo. ¿Tienen algo para comer? Traigan algo de lo que sacaron. Es en el compartir donde el Señor nos va a abriendo el corazón a lo nuevo, animándonos a dejar atrás lo que quedó. Que eso sea lo que te haga ir de una manera distinta hacia el escenario nuevo. El Señor es realmente el que se manifieste. ¿Cómo descubrimos que es Él? Por la paz, por la alegría, por el orden, por la dinámica,
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Día 24: Los discípulos de Emaús











09/04/2025 –  Hoy contemplamos a Jesús que se pone codo a codo, al lado de los discípulos de Emaús. Les permite que puedan hacer catarsis, se ha roto una esperanza muy importante. Hoy, como ellos, le decimos al Señor “Quédate con nosotros señor, no pases de largo”, que bien nos viene todo lo que este relato de los discípulos nos trae. No te pases de largo Jesús, quédate con nosotros. Se lo tenemos que decir al Señor mientras estamos atravesando ese tiempo de incertidumbres. Él tiene cosas para explicarte y decirte en este tiempo de dolor, él tiene certezas para regalarle al tu corazón.







El les dijo: “¿Qué comentaban por el camino?”. Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: “¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!”.“¿Qué cosa?”, les preguntó. Ellos respondieron: “Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas.Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron”.Jesús les dijo: “¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?” Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él. Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante.Pero ellos le insistieron: “Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba”. El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y se decían: “¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”.En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: “Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!”. Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.



Lucas 24,13-35



Nos detenemos en este tiempo de los Ejercicios Ignacianos en los textos de la resurrección. El que acabamos de compartir es un texto eucarístico y misionero. Los discípulos van de camino, uno se los imagina tristes, desilusionados, sin esperanza, como pateando piedritas. Al cruce les sale un peregrino que, después nos damos cuenta es el mismo Jesús, quien los recibe deja que ellos hagan catarsis de su angustia y después con la pedagogía propia de uno que sabe llevar las cosas a termino comienza a explicarles, desde la palabra, que todo lo sucedió estaba reflejado en las escrituras. Así se les va aliviando el alma.Jesús, en medio, va poniendo ese clima propio de quien es capaz de hacer de un compartir sencillo un escenario de trascendencia, de sentido eso que tantas veces nos falta como a estos discípulos.Jesús en un momento determinado, dice el texto, amaga como para seguir el camino y ellos le piden que se quede. Ahí comienza el segundo momento, el eucarístico. Algunos leen que los discípulos de Emaús se trataba de un matrimon...
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Día 23: El Resucitado











08/04/2025 – En el penúltimo día de este camino de Ejercicios Espirituales en la vida cotidiana, el Señor nos visita resucitado. Y quiere encontrarse con nosotros así como estamos, con lo que nos pasa, con lo que tenemos entre manos, con lo que sentimos. Podemos quedar desconcertados al principio, pero la gracia de este encuentro nos lleva a abrazar lo mucho y nuevo que se abre en nuestra vida hacia adelante.



María estaba llorando fuera, junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó para mirar dentro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Le dijeron: “Mujer, ¿por qué lloras?” Les respondió: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.”Dicho esto, se dio vuelta y vio a Jesús allí, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” Ella creyó que era el cuidador del huerto y le contestó: “Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.”Jesús le dijo: “María”. Ella se dio la vuelta y le dijo: “Rabón”, que quiere decir “Maestro”. Jesús le dijo: “Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.”María Magdalena se fue y dijo a los discípulos: “He visto al Señor y me ha dicho esto.” Juan 20, 11 – 18



Hay dos relatos más de la resurrección de Jesús que nos cuentan acontecimientos semejantes, circunstancias que hablan de lo mismo, de Jesús que ha vencido la muerte, el pecado y aparece en la comunidad de los discípulos revelando el don de la vida, el brillo de su luz resucitada disipando la oscuridad de la muerte en el corazón de ellos los otros dos textos son: el de los Discípulos de Emaús, Jesús caminado con ellos y la Pesca milagrosa en el Mar de Tiberíades, estos tres textos el de la aparición a María Magdalena, los discípulos de Emaús y Jesús junto al Lago de Tiberíades tienen datos comunes, lo primero es constatar que hay un límite que encuentran los que se están por encontrar con Jesús, en María Magdalena es el llanto, ella llora y en este límite se ve impedida de poder descubrir a Jesús, en los discípulos de Emaús es el semblante triste con el que dice Lucas que ellos van caminando, esto también les impide descubrir al Maestro, en la pesca cuando Jesús está a orillas del lago los discípulos no lo pueden ver porque ha ganado el corazón de ellos el fracaso de una pesca infructuosa durante toda la noche, en los tres casos Jesús está allí pero en el límite de permanecer frente a su propio dolor a ellos les resulta imposible descubrir al Maestro, María llora, los discípulos de Emaús van con la semblante triste y los pescadores sufren las consecuencias dolorosas de una noche infructuosa de pesca en el mar, hay tres límites concretos y tres imposibilidades de descubrir a un Jesús que está allí y ellos no lo pueden ver, en el lago Jesús aparece como un pescador mas a la orilla con un fueguito encendido y un pez sobre las brasas, con los discípulos de Emaús Jesús es un peregrino, aquí en el Huerto donde estaba el sepulcro de Jesús de Nazaret María cree que es el cuidador, el jardinero, es decir, el Señor tiene una presencia que no escandaliza, no sacude de tal manera que desacomoda sino que con la sencillez de su modo y de su estilo ya en Nazaret se hace presente sin hacer demasiada bulla, la resurrección no es un lugar bullicioso, no es un lugar estruendoso, es un lugar simple como un jardinero, sencillo como un peregrino en el camino, la resurrección es experiencia cotidiana, tan cotidiana como era la pesca para los discípulos primeros de Jesús, Jesús se hace pescador a la orilla del lago, este es como otro rasgo propio del estilo de la resurrección de Jesús, pero hay otro dato,
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Día 22: Aparición a Nuestra Señora











07/04/2025 – Comenzamos el inicio de la cuarta semana en los ejercicios de San Ignacio. Ignacio”plantea a quien primero se apareció nuestro Señor resucitado es a Su madre, aunque no se diga en las escrituras.”



1-Comencemos por el descendimiento “al infierno” (como dice san Ignacio, porque nuestro Credo dice –con más exactitud- “a los infiernos”, en plural y no en singular).



Quizá sea este artículo de la fe el más extraño a nuestra conciencia moderna: los pocos textos bíblicos que parecen hablar de esto (1 Ped 3, 19 s.; 4, 6; Ef 4, 9; Rom 10, 7; Mt 12, 40; Hech 2, 27. 31) son tan difíciles que, con razón, cada uno lo interpreta a su modo.



El artículo de fe en el descendimiento a los infiernos nos recuerda que la revelación cristiana no sólo nos habla del Dios que dialoga, sino también del Dios que calla: Dios no es sólo la palabra comprensible; es también el motivo silencioso, inaccesible, incomprendido e incompresible que se nos escapa. Dios ha hablado, es Palabra. Pero con eso no hemos de olvidar la verdad del ocultamiento de Dios (por ejemplo, en la experiencia de la “sequedad” de la oración, de la que tanto nos habla santa Teresa en Vida, capítulo 11, nn. 10-16; capítulo 14, n. 10; capítulo 18; capítulo 22, n. 10, etc).



Véase el significado del silencio en los escritos de Ignacio de Antioquia que, en su Carta a los efesios (19, 1), dice así:



“Y quedó oculta al príncipe de este mundo la virginidad de María y el parto de ella, del mismo modo que la muerte del Señor: tres misterios sonoros que se cumplieron en el silencio de Dios”.



Sabemos que la palabra “infierno” es la falsa traducción de sélo (en griego, hades) con la que los hebreos designaban al estado de ultratumba: imprecisamente nos lo imaginamos como una especie de existencia de sombras, más como no-ser que como ser. Sin embargo, la frase “descendió a los infiernos”, originalmente sólo significaba que Jesús entró en el shoel, es decir, que murió.



Pero este no es un tema de la Cuarta semana sino de la Tercera, cuando contemplamos el dolor que Cristo experimentó por nuestros pecados, sino el siguiente que indica san Ignacio cuando nos dice que “descendió al infierno, de donde, sacando a las ánimas justas y viniendo al sepulcro resucitado, apareció a su bendita Madre en cuerpo y ánima” (EE 218, 299).



Como decía una antigua homilía –atribuida a san Epifanio de Chipre- “sobre el santo y grandioso sábado” (segunda lectura del sábado santo en la liturgia de las horas):



2-“Un gran silencio se cierne hoy –sábado- sobre la tierra: un gran silencio y una gran soledad.Un gran silencio, porque el Rey está durmiendo; la tierra está temerosa y no se atreve a moverse, porque el Dios hecho hombre se ha dormido y ha despertado a los que dormían hace siglos. El Dios hecho hombre ha muerto, y ha puesto en movimiento a la región de los muertos.



En primer lugar, va a buscar a nuestro primer padre, como a la oveja perdida. Quiere visitar a los que yacen sumergidos en las tinieblas y en las sombras de la muerte: Dios va a librar de los dolores de la muerte a Adán, que está cautivo, y a Eva, que está cautiva con él.



El Señor hace su entrada donde están ellos, llevando en sus manos el arma victoriosa de la cruz.Al verlo, Adán, nuestro primer padre, golpeándose el pecho de estupor, exclama, dirigiéndose a todos los que lo rodean: ‘Mi Señor está con todos vosotros’. Y responde Cristo a Adán: ‘Y con tu espíritu’. Y, tomándolo de la mano, lo levanta, diciéndoles: ‘Despierta, tú que te duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo’.



Yo soy tu Dios,
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7 months ago
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Día 21: El grito de Jesús











Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región.Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: “Elí, Elí, lemá sabactani”, que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: “Está llamando a Elías”. En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber.Pero los otros le decían: “Espera, veamos si Elías viene a salvarlo”.Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu.Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente.Mateo 27, 45- 53



Mateo y Marcos trasmiten el grito de Jesús, en una mezcla de hebreo y arameo y lo traducen después al griego. “Elí, Elí, lemá sabactani” Esta plegaria de Jesús ha llevado una y otra vez a los cristianos a reflexionar, cómo puede el hijo de Dios ser abandonado por Dios y las reflexiones en torno a esto han sido varias. Sin embargo hay una que particularmente da crédito Benedicto XVI y en y a la cual nosotros vamos a prestar atención.



En estudios eruditos se ha tratado de reconstruir la exclamación de Jesús, de modo que por un lado pudiera ser malentendida como el grito hacia Elías y por el otro que fuera la exclamación de abandono del Salmo 22, como quiera que sea, solo la comunidad creyente ha comprendido la exclamación de Jesús, los que estaban por allí no entendieron o malentendieron como dice el Salmo 22. No es un grito cualquiera de abandono. Jesús en el fondo está recitando el gran Salmo de Israel, afligido, que asume de este modo en sí todo el tormento, no solo de Israel sino de todos los hombres que sufren en este mundo por el ocultamiento de Dios.



Cuántas veces nosotros vemos la realidad que nos circunda, situaciones de indignidad humana, laceración, dolor, asedia, tristeza, angustia, soledad, abandono, ruptura, violencia, agresividad, exclusión, marginalidad, injusticia y decimos: Dios dónde está? Pareciera – siguiendo la reflexión de Benedicto – que Jesús ha querido llegar hasta este punto de los infiernos humanos, donde el grito por la presencia del Padre se hace un clamor con dolor y lágrimas.



Queremos escuchar los gritos de la humanidad, el llanto del corazón de los hombres por estos tiempos, , los gritos silenciosos- con el aborto hay tantos que gritan silenciosos, sin que nadie les pregunte si quieren algo mas de la vida. Porque tienen que decidir otros por ellos, cuánto dolor, cuánto grito, cuánto sufrimiento de la humanidad. Queremos ponerlo en la cruz, escribí el dolor que mas tenés en el corazón y no te quedes en él, deja que se una al grito de Cristo, y en ese grito de Jesús con los gritos que vamos a poner en el madero de la cruz, pasaremos la angustia y la tristeza de la esclavitud y la opresión, a la libertad y el consuelo que trae el Padre que escucha el clamor y las lágrimas de su hijo que desde la cruz grita, Padre porqué me has abandonado.



Jesús lleva ante el corazón de Dios mismo, el grito de angustia del mundo atormentado por las ausencias de Dios. El grito de Jesús viene a romper el velo del templo donde alguna vez al año entraba el sacerdote para entrar el santo de los santos, como que el misterio de Dios estaba escondido. Ahora el misterio de Dios viene a hacerse manifiesto porque se rasga el velo que oculta lo que está escondido, y así también, si cada uno de nosotros es un templo donde Dios quiere hacerse manifiesto,
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Día 20: La oración en el huerto











03/04/2025 – En la tercera semana de Ejercicios Ignacianos acompañamos a Jesús y pedimos gracia de “interno conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo que por mis pecados va camino a la cruz”. En el huerto de los Olivos Jesús suda sangre. Queremos acompañarlo allí, en sus horas de agonía.



Es un tema importante de la teología del Nuevo Testamento: tan es así que el autor de la Carta a los hebreos considera la lucha orante de Jesús como altamente significativa (es, junto con Heb 13, 12 –padeció fuera de la puerta-, el único acontecimiento de los días de su vida mortal que menciona, en Heb 5, 7). En san Lucas toda su enseñanza sobre la oración del cristiano apunta a esta oración de Cristo (cf. Lc 3, 21), como modelo de esa oración.



“Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y doblando las rodillas oraba 42.coon estas palabras: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.» 43.(Entonces se le apareció un ángel del cielo para animarlo. 44.Entró en agonía y oraba con mayor insistencia. Su sudor se convirtió en gotas de sangre que caían hasta el suelo.) 45. Después de orar, se levantó y fue hacia donde estaban los discípulos. Pero los halló dormidos, abatidos por la tristeza. 46.Les dijo: «¿Ustedes duermen? Levántense y oren para que no caigan en tentación.»”Lc 22, 41-44



Las repercusiones somáticas de esta oración en el huerto (Lc 22, 44: “sumido en angustia, su sudor se hizo gotas espesas de sangre”) junto con las palabras que proclaman y esclarecen el misterio allí contenido (Lc 22, 41: “si quieres… pero no se haga mi voluntad”), pueden ser muy bien comprendidas por el comienzo y el término del pasaje citado en Heb 10, 5-7: “me has formado un cuerpo. […] He aquí que vengo a hacer tu voluntad”.



Ese cuerpo es manifestación de otro concepto teológico más amplio: la carne (en griego bíblico, “sarx”), con todos sus apetitos (amistad) y repugnancias (soledad, resistencia a la muerte), con sus cambios de actitud (valentía y seguridad, miedo y confusión. También para Cristo vale el refrán popular: “Del dicho al hecho, hay gran trecho”.



Y ese trecho hacia el hecho lo recorre Cristo en su oración del huerto de los Olivos. La oración cumple el papel de preparación atlética (cf. 1 Cor 9, 25-27): es como una acumulación de energía que después se descarga en acción. La desbandada de los discípulos que no oraron es una muestra por defecto de que todo arranque arrogante que no se mide en la “lucha orante con Dios” (cf. Gn 32, 23-33) termina en fracaso.



Veamos este tema en san Lucas. En este evangelista, Jesús sostiene su agonía en total soledad (¡y nosotros a veces sentimos nostalgia de una comunidad concreta!).



En san Lucas: no se vuelve en busca de apoyo en sus discípulos, sino que los conforta y les recomienda en un comienzo que pida “para no caer en tentación” (Lc 22, 40) y lo mismo hace al final de la escena (Lc 22, 46). La razón de la caída en tentación queda así más subrayada al respecto de los discípulos: no haber orado.



El contraste entre Jesús orante-discípulos dormidos queda, en san Lucas, elevado al grado más elevado de aplicabilidad a cualquier comunidad (el contraste se da ahora entre Jesús “que está siempre vivo para interceder” y la comunidad o la persona que “se duerme antes de la prueba”). Emergía ya esta tendencia pastoral en Mc 14, 37 -38, donde un apóstrofe originalmente dirigido a Pedro se pluraliza: “¿No pudiste…?” (v. 37) y “vigilad y orad” (v. 38). San Mateo, en cambio, pone en plural las palabras dirigidas a Pedro (Mt 26, 40: “¿No habéis podido…?”). En san Lucas, desapareciendo toda mención de Pedro (y de los dos grupos de discípulos),
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Día 17: La resurrección de Lázaro











31/03/2025 – Continuamos con los ejercicios espirituales de San Ignacio como propuesta de camino para esta Cuaresma. Hoy compartimos el día 17:



Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú AMAS, está enfermo.»Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.



Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.



.Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa..Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.»Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.» .Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.» .Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.» Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te llama.» Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rapidamente, y se fue donde él. Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado. .Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí.Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.» Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás.» Jesús se echó a llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.» Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?» Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedraDice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.» Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?» Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado..Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado.» Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!» Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.».Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él. Jn 11,1-ss



Aquel a quien tú amas está enfermo



Es una escena que nos muestra a un Jesús muy humano. Primero por el cariño a la familia de Lázaro, Jesús se conmueve, se emociona, llora es una escena donde sale la humanidad de Jesús de un modo especial. Por otro lado lo humano del miedo y del riesgo, Jesús humanamente tiene miedo porque sabe que lo andan buscando para matarlo, por lo tanto ir a Betania era riesgoso. Y por otro lado Lázaro ya hacía cuatro días que había muerto. Es interesante quedarnos con las palabras de ese mensajero que le sale al encuentro a Jesús: “Aquel a quien tú amas está enfermo”. “Aquel a quien tu amas”… podemos pensar en tantas personas cercanas nuestras que están enfermos del cuerpo o del alma, y también somos nosotros mismos.



Podemos decirle al Señor desde lo hondo del corazón “Señor, aquel a quien tu amas (que soy yo) está enfermo”,
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Día 16: Multiplicación de los Panes











Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente.



Se había hecho tarde. Los discípulos se le acercaron y le dijeron: «Estamos en un lugar despoblado y ya se ha hecho tarde; despide a la gente para que vayan a las aldeas y a los pueblos más cercanos y se compren algo de comer.»



Jesús les contestó: «Denles ustedes de comer.» Ellos dijeron: «¿Y quieres que vayamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para dárselo?»Jesús les dijo: « ¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver.» Volvieron y le dijeron: «Hay cinco, y además hay dos pescados.»Entonces les dijo que hicieran sentar a la gente en grupos sobre el pasto verde.Se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta.



Tomó Jesús los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Asimismo repartió los dos pescados entre todos.



Comieron todos hasta saciarse; incluso se llenaron doce canastos con los pedazos de pan, sin contar lo que sobró de los pescados. Los que habían comido eran unos cinco mil hombres. Mc 6,34-44



Los vio y se compadeció



No cabe duda que el evangelio pone de manifiesto que la multitud busca a Jesús como también nosotros lo buscamos. Dicen que al desembarcar vio mucha gente y “sintió compasión de ellos” y curó a sus enfermos. Es esa gente que cuando supo que el Señor iba cruzando el lago, salieron de las ciudades, para escuchar sus palabras al igual que nosotros que lo buscamos porque queremos escucharlo. Lo buscan para curar sus heridas, como también nosotros necesitamos que Él nos sane. Lo buscan para recibir el perdón de sus pecados, como también nosotros necesitamos ser perdonados por Él.Y Jesús, fiel a su misión no posterga el encuentro, los atiende pacientemente, los escucha, los cura y los consuela. Está todo el día con ellos, dejando de lado su propio interés para escuchar la necesidad de aquellos que lo buscan. Lo mismo hace con nosotros, Él está interesado en cada uno de nosotros.El corazón compasivo y el gesto solidario de Jesús nos revelan el rostro del Dios Padre y Pastor, rico en misericordia. Y cuando llega la tarde, nos dice el evangelio, se le acercan los apóstoles y le dicen “Despide a la multitud, Señor, para que vayan a los pueblos y caseríos de alrededores en búsqueda de albergues y alimentos porque estamos en un lugar desértico”.La despreocupación de los discípulos ante la carencia de la multitud, contrasta con la compasión de Jesús. Es verdad que se planteaba una situación de grave necesidad y que no se podía prever una solución que no viniera del poder de Jesús.Da la impresión que los discípulos sólo intentaban distanciarse del problema. Jesús les ordenó entonces algo que para ellos sonaba imposible de realizar: “Denles ustedes mismos de comer”. No aceptó, el Señor, la actitud evasiva de sus discípulos, al contrario exigió que se mostraran compasivos con las necesidades de la gente. Aún cuando esto los colocara en una situación por encima de sus fuerzas humanas.El Señor ha querido necesitar la cooperación responsable de ellos para realizar su obra. Quedó establecida así una norma de conducta que tiene como modelo al mismo Jesucristo, y que deberá ser la característica que identifique a todos los discípulos. El Señor cumplió lo dicho por el profeta: “Él tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades”.Nosotros discípulos, como ellos, no debemos buscar nuestro propio interés sino el de los demás; debemos sentir como propias las necesidades de los otros. Y esto es conocer el corazón de Jesús y meternos en Él.¿Qué son cinco panes y dos pescados para una multitud?
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Día 15: La mujer encorvada











27/03/2025 – En el día 16 de los Ejercicios Espirituales rezamos con el texto de la curación de la mujer encorvada. Dios por la fuerza del amor va mucho más allá de lo pautado y permitido. Es el amor que todo lo puede y transforma. Es Él quien nos libera de todo lo que nos tiene encorvados y con la mirada baja. Que Dios te regale esa gracia de liberación en esta jornada.



“Un sábado Jesús enseñaba en la Sinagoga. Había allí una mujer poseída de un espíritu que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera. Jesús al verla la llamó y le dijo: “Mujer, estás curada de tu enfermedad”, y le impuso las manos. Ella se enderezó enseguida y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: “Los días de trabajo son seis, vengan durante esos días para hacerse curar y no el sábado”. El Señor le respondió: “Hipócritas, cualquiera de ustedes aunque sea sábado ¿No desata del pesebre a su buey para llevarlo a beber?, y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser liberada de sus cadenas en día sábado?” Al oír estas palabras todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que el hacía. Lc 13,10-17



El amor justifica el desorden, el amor trae un nuevo orden



Es lindo ver la casa desordenada cuando los chicos están contentos. Es lindo ver el taller que tenemos en casa con las herramientas dadas vuelta cuando hemos compartido una tarea de arreglo junto a nuestros hijos, cuando hemos aprovechado el tiempo de descanso para arreglar las cosas  en casa necesitaban. Es bueno ver el jardín un poco dado vuelta cuando hemos removido la tierra para mejorar sus posibilidades para plantas nuevas que estamos por plantar. Es lindo ver el desorden en una reunión cuando todos intentan participar de ellas y aportar lo mejor que tienen, cuando se rompen los modos formales de los vínculos. Es bueno ver en un equipo de fútbol que todos intentan tomar la pelota y jugar el mejor juego aunque la táctica no esté del todo bien definida.



Hay ciertos desórdenes que son saludables cuando lo que marca el ritmo de ese desorden es la puesta de lo mejor de nosotros mismos para que las cosas vayan mejor. A veces tenemos la concepción del orden un tanto estática, por no decir obsesivamente planteada, por no decir enfermamente establecida. Es decir bajo el signo de alguna tendencia, por parte de nosotros, rigurosa respecto del orden, con un trastorno ciertamente compulsivo por dejar las cosas en su lugar, que nadie nos saque de orden lo que pusimos y con una cierta actitud insalubre para nosotros buscamos mantener que las cosas estén como estaban, como si el orden de las cosas lo tuviera que definir donde están ubicadas ellas y no el lugar que tienen que ocupar las cosas a favor de lo mejor para todos.



Esto es lo que pasa en el evangelio que estamos compartiendo. Y hay un desorden que establece Jesús sobre lo ya establecido que viene a favor de alguien que merece ser tratado de una manera distinta. Esta mujer está encorvada desde hace dieciocho años, es decir, hace dieciocho años que no ve el cielo ni el horizonte, su mirada sólo está clavada hacia abajo como cuando uno está enfermo por un dolor de ciático y está encorvadito. Claro, en sábado no se podía curar, así lo había establecido el orden, las reglas y normas rigurosas que se aplicaban en Israel en el tiempo de Jesús, definían. Sin embargo, Jesús rompe con esto establecido para poner las cosas en su lugar sea vivir de la caridad y devolverle a esta mujer la salud.



¿Hay momentos en donde has disfrutado del grato desorden?
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Día 14: Reglas de discernimiento Ignaciano











26/03/2025 – Para continuar avanzando en los ejercicios ignacianos, nos detendremos para conocer las reglas de discernimiento que San Ignacio propone para esta parte del camino: primera y segunda semana de discernimiento.



Las reglas de discernir de la Primera semana



La “discreción de los espíritus” se hace por un don o carisma o gracia, gratis data, que el Espíritu Santo concede a algunos. Consiste en un instinto o luz particular que el Espíritu Santo comunica para discernir, en sí o en otros, de qué principio provienen los movimientos internos del ánimo, si del bueno o del malo.Las reglas de la Primera semana son “para, en alguna manera, sentir y reconocer las varias mociones que en el ánima se causan: las buenas para recibir y las malas para lanzar; y son más propias de la Primera semana”.



Estas reglas ayudan “en alguna manera” porque, además de leerlas, hay que tener en cuenta la experiencia y sólo así se las puede entender, es decir, entre el tenor de la regla y experiencia se necesita la gracia, sin la cual no podemos nada.



La mejor manera de aprender a discernir es leyendo los apuntes espirituales o cartas de quienes han tenido experiencia y nos la han comunicado, para entender, en ellas, el sentido de las reglas de discernimiento ignacianas. Por ejemplo, “Camino” de Teresa, la biografía de Ignacio, o “Historia de un alma” de Santa Teresita o la vida del P. Pio de Pietrelcina. Es subirse a los hombros de un gigante, por eso la vida de los santos es importante para descubrir cómo se mueve Dios en la vida de las personas y cómo el mal busca impedirlo. Lo mismo pasa en nuestras vidas.



Las reglas son “para sentir y conocer las varias mociones: las buenas para recibir, las malas para lanzar”. Se señalan tres niveles o etapas de un discernimiento de espíritus: el primero es “sentir”, es decir, caer en la cuenta de que se tiene un “sentimiento” o “pensamiento” o “moción”. El segundo es “conocer” su malicia o bondad espiritual, es decir, conocer su sentido. El tercero actuando en consecuencia del discernimiento que hasta el momento se ha hecho.



¿Qué sería conocer el sentido de una moción?



San Bernardo dice:



“No es fácil discernir si es nuestro espíritu quien nos habla, o bien alguno de los ya mencionados. Mas ¿qué importa, para el caso, conocer la persona que nos habla (el propio espíritu o un espíritu de fuera), constándonos ser pernicioso lo que nos dice? Si conocemos que es nuestro enemigo (y a veces se lo puede conocer por lo transitorio de su ataque, si resistimos bien a él, o por su intensidad fuera de lo común, etc.), hay que resistirlo y rechazarlo varonilmente, como a tal; y si fuese nuestro espíritu (o nuestro estado físico o psicológico), vuélvete contra él, y lamenta con amargura de corazón que hayas llegado a tanta miseria y a tan ominosa esclavitud.”



Resumiendo, diríamos que la regla fundamental del discernimiento ignaciano está dada cuando dice que “tanto ha de ellas cuanto le ayuden para su fin; y tanto debe quitarse de ellas, cuanto para ello le impiden”, si se entiende por “cosas” los sentimientos, pensamientos, mociones o espíritus, o como quieran llamarse los movimientos interiores o mociones que constituyen la experiencia de los espíritus.Hay una variedad que se reduce a una simple alternativa: los sentimientos, pensamientos, mociones, afectos o como quiera llamárselos, o bien nos ayudan en el camino que llevamos hacia Dios, cumpliendo su voluntad, o bien nos impiden ese mismo camino.







Primera y segunda reglas



Todo hombre es un caminante hacia Dios (un “peregrino”,
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Día 13: ver para seguirlo











25/03/2025 – En el día 13 de lo ejercicios reflexionamos en torno al evangelio de San Marcos 10,46-52:



Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!”. Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten piedad de mí!”. Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo”. Entonces llamaron al ciego y le dijeron: “¡Animo, levántate! El te llama”. Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Él le respondió: “Maestro, que yo pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado”. En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino. San Marcos 10,46-52



Queremos ver



Como vio Bartimeo, el hijo de Timeo, el ciego del camino que pide piedad al Hijo de Dios. Nosotros también sentimos que hay cegueras dentro de nosotros y que el Señor con su presencia, con su mano extendida, es capaz de devolvernos la visión que necesitamos para vivir de una manera distinta y para poder encaminar las cosas de una forma distinta.



“¿Qué quieres que haga por ti?” La pregunta es para Bartimeo y es para vos y para mí. ¿Qué queremos que haga Jesús con aquellos lugares de la vida donde no se ve con claridad, donde caminamos a tientas, donde parece no terminamos de acertar con nuestros pasos? Lo podemos identificar claramente con situaciones de vida donde a pesar de nuestros buenos intentos, de nuestras buenas búsquedas, no acertamos con la mejor forma, porque en realidad, cuando le erramos en el camino es porque le estamos pifiando en la mirada y no acertamos con dar en lo justo.



No ves y tenés que aprender a ver, estás como ciego y hace falta que venga Aquél que pueda devolverte la visión para elegir o para buscar, para ver y elegir los caminos por donde tenés que andar.Posiblemente vos seas de aquellos que en el vínculo matrimonial, en la relación de pareja estés sufriendo de falta de visión y que la ilusión de construir una vida junto a ella o a él para siempre se haya desdibujado a partir de algunos desencuentros y se haya roto junto con la ilusión de ver que las cosas como vos las soñabas o las esperabas no son ni serán nunca y tal vez si te quedaste prendido demasiado a aquél sueño o ilusión, te veas como frustrado o frustrada en el camino y te impide seguir caminando porque ahora no se ve. Tu mirada era mirada de ilusiones, mirada de ensueños, la realidad te dicta otra cosa.



Siempre supera la realidad a la ficción y nos ofrece costados más amplios en lo bueno y en todo lo difícil que supone el contacto con ella.



Ver las cosas como son, llamarlas por el nombre que tienen, encontrarnos con la verdad resulta realmente liberador. La libertad que nace del realismo, del encuentro con la verdad de las cosas como son, la verdad te hace libre, la verdad transforma tu corazón en libertad.Tal vez la situación que vive el mundo de hoy los adolescentes y jóvenes, golpee fuerte y prefieran negar la realidad como es para poder de algún modo, seguir siendo niño o niña o joven con un cierto miedo a crecer.



Nosotros, como el ciego de Jericó, estamos con necesidad de poder ver lo que no terminamos de ver, o no terminamos de animarnos a ver para afrontar las cosas como son. ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de nosotros, estamos como ciegos, necesitamos de tu amor!



Un encuentro de amistad



Jesús nos llama bajo distintas circunstancias de no visión en la que estamos y nos dice: ¿q...
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