En este mensaje, el pastor Al Furey nos recuerda la historia de José de Arimatea y Nicodemo, dos hombres comunes que usaron lo que tenían para honrar a Jesús. Dios no busca títulos, sino corazones dispuestos a cuidar de su cuerpo —la iglesia— con generosidad y fe. Cuando damos con amor, nunca perdemos, porque Dios siempre recompensa a quienes confían en él. Mensaje del 19 de octubre del 2025 en el campus Surco de la iglesia Caminodevida - Lima, Perú por el pastor Al Furey.
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