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Meditaciones del día
Quim Muñoz Traver
34 episodes
6 months ago
Una breve reflexión diaria para comenzar el día centrándonos en lo esencial, tratando se ser algo más humanos. Espiritualidad y filosofía hechos vida.

Aquí encontrarás la versión podcast de los post publicados en el blog Meditaciones del día -de Quim Muñoz- leídos por él mismo.
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Religion & Spirituality
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Una breve reflexión diaria para comenzar el día centrándonos en lo esencial, tratando se ser algo más humanos. Espiritualidad y filosofía hechos vida.

Aquí encontrarás la versión podcast de los post publicados en el blog Meditaciones del día -de Quim Muñoz- leídos por él mismo.
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Episodes (20/34)
Meditaciones del día
El silencio -o la meditación- egoísta
En muchas ocasiones he escrito recomendando el silencio, alabando sus virtudes y recordando su urgente necesidad.  Sin embargo, hoy he caído en la cuenta de que sólo he tratado sobre el rostro luminoso del silencio cuando, como todo en el ámbito de la manifestación, tiene también su sombra. El silencio que siempre he alabado es el que promueve la apertura, la escucha, la gestación de la Palabra.  Pero no es raro que en un mundo como el nuestro, en el que nos encontramos saturados de tanto ruido, el silencio pueda convertirse en una vía de escape, en una huida, en un recogimiento egoísta, en un autismo espiritual que quiera desconectar de una realidad que reclama su atención y ayuda para descansar y rehuir de su responsabilidad en el jardín interior del alma. Ese silencio no es fecundo, sino que mata.  Mata nuestra humanidad y mata la humanidad de quienes nos rodean y necesitan de nuestra atención, palabra y actuación.  Ese silencio es una irresponsabilidad y un atentado contra nuestro mundo, un acto de egoísmo que daña la realidad toda, y a nosotros con ella.  Ese silencio duele, ese silencio mata. Busquemos el mejor de los silencios, el que engendra la Palabra, y no olvidemos que lo más luminoso es también lo que produce mayores sombras.
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6 years ago
10 minutes

Meditaciones del día
El examen ignaciano, un libro imprescindible
Hacía tiempo que no recomendaba un libro en el blog.  Y no es que no haya leído libros que me hayan parecido interesantes.  No, la causa es que el post de recomendación de libros suele ser más largo de lo habitual, y siempre ando algo justo de tiempo.  Sin embargo, hoy he tenido que buscar y encontrar el tiempo porque no puedo dejar de recomendar este libro a todo aquél que esté interesado, no sólo en lo ignaciano, sino en una espiritualidad enraizada en nuestro día a día, en lo cotidiano, en nuestra propia vida. ¿El título del libro?  Una oración sencilla que cambia la vida, de Jim Manney.  Su subtítulo nos da alguna pista más sobre su contenido: descubriendo el poder del Examen Diario de San Ignacio de Loyola.  Creo que puedo decir sin mentir que es el libro que más me ha enriquecido en el último año, ya que ha transformado mi forma de hacer oración diariamente.  Llevo una semana siguiendo sus indicaciones y, desde que hice el mes de ejercicios, no había notado cambios tan relevantes en mis vivencias interiores. No dejes que el término ‘examen’ te eche para atrás.  Nada que ver con una hoja con preguntas, con respuestas correctas o incorrectas, ni con un juez severo que te aprueba o suspende en función de lo que has contestado.  Intentaré demostrártelo enumerando algunas de las principales ideas que he encontrado en esta pequeña joya que, te lo aseguro, se lee con facilidad.  Empecemos: Mira si será importante esta práctica, que San Ignacio de Loyola quería que los jesuitas la realizaran dos veces al día (al mediodía y antes de acostarse).  Podía eximirles de cualquier otra forma de oración durante jornadas de mucho ajetreo…  Pero nunca del examen (p.4) La oración verdadera se hace para que ocurran cambios (p.2) El examen busca señales de la presencia de Dios en los sucesos del día y que nos preguntemos si nuestras acciones se ajustan al modo de Jesús (p.2) Dios se involucra personalmente en la vida de sus criaturas.  (…)  Si es parte de nuestra experiencia humana, Dios está ahí (p.9) Los libros, las ideas y los consejos prudentes son importantes, pero el lugar en el que fundamentalmente encontramos a Dios es en lo que nosotros mismos experimentamos.  (…)  Podemos confiar en nuestra experiencia porque Dios trata con nosotros de manera directa (p.13) El examen no tiene nada que ver con un deprimente catálogo de pecados, faltas y errores (p.19) Tampoco debemos creer que la oración sólo es para personas buenas.  Si lo hacemos, sólo rezaremos cuando nos sintamos virtuosos y dejaremos de hacerlo cuando tengamos una vivencia de nuestra fragilidad…  Siendo el momento en el que más necesitamos de la oración (p.21) El examen nos propone una larga y amorosa mirada a la realidad, tratando de percibirla desde los ojos de Dios, pidiéndole que nos revele que hay detrás de cada vivencia o emoción.  Al preguntarle a Dios lo que significan, las convertimos en vehículos de gracia, ordenamos el caos (p.21-23) PASO UNO: REZAR PIDIENDO SER ILUMINADO Queremos ver nuestra vida diaria a través de los ojos de Dios, y no somos capaces de hacerlo sin su ayuda.  Buscamos una perspectiva guiada por el Espíritu, no un examen que se basa sólo en las facultades de nuestra memoria natural. (p.29) Dios obra con medios humanos.  Lo que experimentamos en el examen es justamente el gran misterio de que Dios está presente en nuestra experiencia diaria en nuestro mundo cotidiano (p.30) No hay zarzas ardientes ni voces ensordecedoras (…).  Dios aparece en el tranquilo susurro de nuestros recuerdos, pensamientos y sentimientos guiados por el Espíritu (p.30) Le pedimos a Dios que nos dé el don de ver los dones que nos da, quiénes somos en realidad, la naturaleza de nuestras relaciones y motivaciones, nuestras debilidades y desórdenes (p-30-33) En la perspectiva ignaciana, el pecado incluye todo el abanico de ideas, sueños, deseos, anhelos y ansias que evitan que seamos la clase de persona que estamos llamados a ser.  Pecamos porque somos tercos y estamos llenos...
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6 years ago
19 minutes

Meditaciones del día
Renunciar para recuperar
Los seres humanos somos de lo más peculiar: nos acostumbramos a todo, a lo bueno y a lo malo.  Está claro que es una forma de sobreponerse al día a día, pero también es una trampa peligrosísima.  Porque nos ‘apoltrona’, nos vuelve pasivos, mata nuestras pasiones, nuestros retos y nuestros placeres. Hoy te voy a proponer un ejercicio que ya recomendaban los clásicos para enfrentarse a la pérdida de interés y disfrute por las cosas que acompaña a la habituación, a la rutina, a la costumbre.  Consiste en renunciar temporalmente a algo que nos encantaba y que ahora ya no supone propiamente un placer.  Puede ser algo tan simple como tomarse un café bien caliente a primera hora de la mañana mientras se leen las noticias o se hace oración; puede ser ir a caminar a primera hora de la mañana para despertarte junto al sol y contemplar el amanecer mientras te pones en forma; puede ser disfrutar de una buena lectura antes de acostarte; puede ser el encuentro mensual con ese amigo; puede ser esa partida de cartas; puede ser una copa de vino o, incluso, ese encuentro íntimo con tu pareja…  ¿A cuántas parejas se les acaba la pasión en cuanto formalizan su relación? Escoge cualquiera de estas cosas (o alguna otra que para ti fuera un gustazo y que hoy en día ha perdido gran parte de su intensidad) y renuncia a ella durante un mes.  Si, sí…  Un mes.  Un mes sin café, sin salir a caminar o a correr, sin lectura nocturna, sin verte con tus amigos, sin jugar a cartas, sin tomar una gota de vino o sin sexo…  Verás cómo se reactiva tu interés, cómo se incrementa tu deseo, cómo recuperas la pasión perdida.  Cómo lo disfrutas pasado un mes. Renunciar para recuperar.  Simple pero efectivo, al modo de los clásicos…  Que por eso lo son.  😉 www.quimmunoz.com
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6 years ago
7 minutes

Meditaciones del día
0033 Esa canción un Puente Al Pasado.mp3
La música, como los olores, es un increíble potenciador de la memoria, un eficaz instrumento de anamnesis platónica.  Basta con escuchar los primeros acordes de una canción que fue significativa para ti en el pasado para que tu conciencia se remonte a ese momento y reviva los pensamientos, emociones y vivencias de entonces. Una canción, una sencilla canción, es capaz de ir mucho más allá que las palabras.  Su conjugación con la musicalidad, con la armonía de la melodía, traspasa capas del alma que restan cerradas al simple verbo. Hay canciones que nos remontan a nuestro primer amor, otras al descubrimiento de la libertad, algunas a los conflictos de la adolescencia, puede que haya una que nos traslade a una experiencia significativa de Belleza o Unidad…  Hay canciones que actúan como puentes que nos reconectan con aquellos momentos que nos definen, que nos han modelado, que han ido determinando quienes somos. Te animo a hacer hoy un viaje por tu biografía a través de las canciones.  Escoge entre cinco y diez canciones que vincules con momentos esenciales de tu vida, ponlas en una lista y escúchalas, estando atento a todo lo que despiertan en ti como si de una meditación se tratara.  Te sorprenderá todo lo que se remueve, todo lo que aflora, todo lo que descubres. Abróchense los cinturones, vamos a partir hacia ese ayer que dio lugar al hoy y que apunta hacia nuestro mañana.  Promete ser un viaje inspirador e interesante. https://www.quimmunoz.com/esa-cancion-un-puente-al-pasado/
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6 years ago
6 minutes

Meditaciones del día
0018-¿Para qué sirve estudiar humanidades hoy?-Meditación del día-Al volante-Quim Muñoz
https://www.quimmunoz.com/para-que-es...

La pregunta que encabeza este post tiene trampa. Preguntarse para qué estudiar humanidades es algo parecido a preguntarse para qué sirve respirar o amar. La respiración y el amor son una valiosa e ineludible parte de nuestra existencia, un elemento imprescindible para la vida. Y buscarles una función utilitaria o secundaria no sólo supone desvirtuarlas, sino que implica no haber comprendido nada.

Las humanidades, tal y como aquí las entendemos, también son un requisito imprescindible para disfrutar de una vida plenamente humana. Porque dedicar un tiempo al arte, a la filosofía, a la historia, a la retórica, a la música, a la política o a la antropología puede ser una forma de estudiar a los otros… Pero también puede ser una manera de descubrirse a uno mismo, una forma de autoayuda en el mejor de sus sentidos.

El objetivo de las ciencias humanas no puede ser, por tanto, el volverse un listillo, un cultureta o un snob. Las humanidades, entendidas en el sentido clásico-tradicionalque desde aquí proponemos siguiendo a José Olives, son un estudio del ser humano en lo que tiene de trascendente, de indeterminado, de libre y de único, para que éste dé a luz su mejor rostro, para que éste pueda florecer. De ahí lo adecuado de la expresión “el cultivo de las humanidades”.

Las ciencias humanas hacen del estudio de lo mejor de otros seres humanos un camino de autodescubrimiento, de desarrollo personal, de inspiración y empoderamiento. Las humanidades, en su sentido más profundo, hacen del ser humano el sujeto y objeto de investigación al mismo tiempo… Promoviendo una fecunda y transformadora adualidad cognoscitiva de carácter gnóstico en sentido estricto que nos lleva mucho más allá de nosotros mismos, que posibilita nuestra apertura a lo Trascendente a través de una espiritualidad que puede ser con o sin Dios.
Ponernos en contacto con la excelencia de otros seres humanos (en la literatura, la escultura, la pintura, la música, el pensamiento o la historia) aumenta nuestra energía interior, la frecuencia vibratoria de nuestro espíritu… Nos pone “a tono”. Pero para ello hay que disfrutar de esos conocimientos, hay que saborearlos en lugar de acumularlos o almacenarlos al modo de los eruditos. Ésa es la diferencia entre el sabio y el profesional de las humanidades(triste -y en mi opinión- desacertada expresión de Jesús Zamora, Decano de la Facultad de Filosofía de la UNED, en su interesante artículo “Cómo no defender las humanidades” aparecido en el Diario EL PAÍS que, pese a contener mucho de verdad, propone una visión de la filosofía que no comparto): el primero -el sabio- es profundamente transformado por el contacto con las humanidades, mientras que el segundo -el profesional o erudito- mantiene la distancia respecto a esos conocimientos convertidos en objeto, configurando las humanidades a su imagen y semejanza. Las humanidades no pueden ser un medio de vida, deben ser una vocación, una forma de desarrollo de nuestras potencialidades, una práctica y experiencia de apertura y refinamiento de lo más elevado de nuestra persona. No basta con estudiar las materias o asignaturas propias de las humanidades… ¡Hay que encarnarlas! Debemos convertirnos, ser uno, con esa música, con ese cuadro, con ese pensamiento, con esa tradición, con ese cuento o con esa historia. Las humanidades, en su definición clásico-tradicional, exigen una metanoia personal.

Ésas son las humanidades imprescindibles en esta época que muchos han calificado como New Age -como Nueva Era- y que, pese a todos los cambios tecnológicos y sociales que en ella se observan, tiene un sustrato común que ni cambia ni debe cambiar si deseamos evitar el desastre: la consciencia de que somos personas y que, como tales, debemos pensar, sentir y actuar.

Sin humanidades, el mundo se...
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6 years ago
9 minutes

Meditaciones del día
0017-¿Escribes tu blog para ti, para los demás o para Google?-Meditaciones del día-al volante-Quim Muñoz
Tomo la expresión que da título al post que ha inspirado este vídeo (la banalización de lo profundo) del prólogo de Elena Andrés al libro ‘Interioridad y espiritualidad’ de Josep Otón. Y me la apropio porque define perfectamente uno de los riesgos a los que estamos sometidos quienes nos asomamos a Internet y a las redes sociales. Un riesgo cierto y grave que tiene dos vertientes:

En primer lugar, lo que antaño eran secretos arcanos protegidos por mil capas de simbología y secreto, están ahora al abasto de cualquiera mediante una simple búsqueda en Google. Nada hay oculto que no pueda ser revelado, siempre hay algún indiscreto que -en ocasiones sin comprender ni valorar el riesgo que supone ponerlo todo al alcance de cualquiera- grita a los cuatro vientos lo que antes se susurraba al oído de los iniciados. Otra cosa es que seamos capaces de comprender el auténtico sentido de lo desvelado…

En segundo lugar, he vivido en propias carnes el riesgo que supone querer adaptarse a las normas propias de estos mundos virtuales. Me explico: hace unos días estuve con un amigo que es experto en redes sociales, marketing digital, SEO y marca personal. Es seguidor del blog y, en nombre de nuestra amistad, me ofreció su experiencia profesional para mejorarlo… Imposible: cada post debería convertirse en un objeto de consumo, en un producto, para adecuarse a sus recomendaciones. ¿Qué me pedía? Lo normal en el ámbito del marketing digital:

Atender a los trending topic, a los temas de los que más se habla en cada momento. No es posible, mis post nacen de mis propias reflexiones, de los temas que me interesan, que me mueven y conmueven… Y que considero que puede ser útil compartir con los demás por si viven situaciones, dudas o inquietudes similares a las mías.

Escribir atendiendo a las normas de SEO, escribir para Google, utilizando términos y estructuras que me posicionen mejor en los buscadores. Ni soñarlo, escribo para personas, no para Google. No me mueve su algoritmo sino acceder a la mente y al corazón de quienes me leéis.

Analizar las audiencias y darles lo que les gusta más ‘consumir’. Me remito a lo dicho, ésa no es mi guerra.

Ceñirme a un solo tema, a un ‘nicho de mercado’ para destacar en él en lugar de continuar con mi deriva humanista e interdisciplinar que dificulta el que se me pueda percibir como un experto.

Aunque agradecí sinceramente todo lo que me proponía, le hice ver que el blog -para mí- no es un negocio y que, por tanto, pretendo que se rija por unos principios distintos que tienen más que ver con la cualidad que con la cantidad o el crecimiento. Prefiero un post que ayude a una sola persona que uno que lean tres mil personas pero que no provoque cambio alguno en sus existencias.

Trato de aportar post que animen a quien los lee a realizar sus propias reflexiones en torno a cuestiones importantes, perennes, que no dependen de las modas ni de las apetencias del momento. Temas de fondo que tienen que ver con quienes somos y con quienes queremos ser.

Convertir estos contenidos en un producto que ‘se vende’ con las mejores técnicas de marketing digital es -en mi opinión- una banalización de lo profundo que puede conducir a un gran éxito virtual, pero al mayor de los fracasos a nivel humano y personal. E, insisto, prefiero seguir centrado en el ser humano y su desarrollo personal.

Así que seguiré sacrificando visitas para mantener la libertad de escribir lo que me pida el corazón… Y de hacerlo como surja, con total transparencia y espontaneidad.

Gracias por estar ahí, a pesar de que mi SEO no sea el más adecuado 😉
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6 years ago
8 minutes

Meditaciones del día
0016-Cómo lidiar con los problemas-Meditación del día-al volante-Quim Muñoz
El mejor modo de librarse de los problemas es resolverlos. Porque obviarlos -si son auténticos problemas- sólo es un modo de retrasar el encuentro, haciendo que crezcan y crezcan hasta que te arrollen de nuevo con mayor fuerza.

Los problemas, como el miedo, sólo desaparecen cuando te enfrentas a ellos. Su propia etimología nos lo advierte: son cuestiones que se deben solucionar actuando, para arrojarlas bien lejos.

¿Y los problemas que no tienen solución? Si no tienen solución, ya no son -por definición- problemas, son hechos. Y, como tales, deben ser asumidos, analizados y tratados. Es estúpido enfrentarse a lo que no puede ser de otro modo… En este caso, mejor adáptate y sigue adelante, siempre adelante.

Por último -pero no menos importante- intenta no provocar, con tus decisiones y actuaciones, más problemas de los imprescindibles… A menudo la prevención es el mejor modo de librarse de los problemas. Y no pocas veces lo olvidamos.

¿Problemas? Sí, gracias. Porque al menos sabemos que tienen solución. Nos cueste más o menos encontrarla. Ánimo, hay salida.
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6 years ago
11 minutes

Meditaciones del día
0015-¿Qué hacer si nuestros hijos tienen malas amistades?-Meditación del dia-al volante-Quim Muñoz
Por suerte, todavía no me he encontrado en esa situación por lo que sólo puedo especular con lo que haría. Y el término especular tiene que ver con espejo, con el mero reflejo de la realidad que no es la realidad en sí misma... Por lo que no sabré realmente qué haré hasta que me encuentre ante esa situación. Pero, a priori, entiendo que:

1. La libertad nos hace humanos, y substituir la libertad de un hijo por la propia voluntad (aunque sea por su bien) le hace menos humano

2. La libertad exige consciencia y responsabilidad. Debemos hablar con nuestros hijos para tratar de que conozcan el mundo, a las personas y a sí mismos del modo más amplio y profundo que nos sea posible. Al mismo tiempo hay que educarles desde pequeños en la responsabilidad, en asumir las consecuencias de sus buenas y malas decisiones.

3. Como padres, debemos ser capaces de mostrarles a nuestros hijos, con cariño y sin juzgarles, todo aquello que ellos desconocen o se niegan a ver... También de su grupo de amigos... Para que puedan discernir sus actuaciones, no sólo desde su corta experiencia, sino también desde la nuestra. Así tendrán más elementos de juicio para tomar la mejor de las decisiones.

4. Como padres, entiendo que tenemos el deber de medir los daños, el riesgo al que sometemos a nuestros hijos... Y permitirles arriesgar hasta donde puedan hacerse un daño reparable. Ni más, ni menos. Así fomentamos su experiencia y autoestima. Allí pondría yo el límite al respeto a la libertad de mis hijos como padre.

5. Por último, me gustaría que mis hijos fueran conscientes de que, pase lo que pase, cometan el error que cometan, y hagan la barbaridad que hagan, sus padres siempre estaremos ahí, esperándoles junto al camino, para recomponerles por dentro y por fuera con comprensión y cariño.

No sé si he respondido a la pregunta. Pero al menos me has ayudado a dilucidar los principios que me gustaría que rigieran mi actividad como padre para tratar de hacer florecer el mejor rostro de mis hijos, regándoles con cariño, formación, comprensión, confianza, experiencia y responsabilidad.
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6 years ago
6 minutes

Meditaciones del día
0014-Tus amigos dicen mucho de ti-Meditaciones del día-al volante-Quim Muñoz
https://www.quimmunoz.com/hazte-un-fa...

Hay un dicho popular que afirma: ‘dime con quién vas y te diré quién eres’. Los refranes -qué duda cabe- son pozos de eterna sabiduría decantados por el sentido común.
Es cierto que nuestras compañías, las personas de las que nos rodeamos, dicen mucho de nosotros. Primero, porque permiten ver qué personas nos atraen, con quiénes nos sentimos a gusto, con quiénes somos capaces de entablar lazos de amistad. Es bueno mirar cómo son nuestros amigos, qué les caracteriza, qué rasgos comunes tienen… Puede que este simple ejercicio nos ayude a conocernos mejor a nosotros mismos.
Por otra parte, las compañías tienen una cierta capacidad de contagio. Tanto lo bueno como lo malo se pega. Lo queramos o no, nuestras compañías nos influyen, y nosotros a ellas. Es por este motivo que debemos ejercer un amor inteligente también en la amistad. Corazón y cabeza no deben desconectarse en ningún caso, si no queremos tener serios problemas.
Rodéate de gente buena que, además, sea buena gente. Gente con actitudes y aptitudes que te generen admiración, gente que te enriquezca a nivel humano o a la que tú puedas ayudar a crecer. Como no me cansaré de repetir, nuestro tiempo es un bien muy limitado que no podemos desperdiciar. Hay mucho por hacer, mucho por aprender, mucho por aportar y mucho por compartir. Se nos han dado unas aptitudes para que las pongamos al servicio de los demás. Si nos rodeamos de las personas adecuadas, nuestras capacidades florecerán y podrán alimentar con sus frutos a quienes en cada momento estén más necesitados de ellos.
Hay gente maravillosa en todas partes, también tú puedes serlo… Y relacionaros os ayudará a que cada uno dé a luz el mejor de sus rostros.
Haz la prueba… Y todos nos beneficiaremos de los resultados.
Yo hace años que lo hago... Y estoy encantado
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6 years ago
8 minutes

Meditaciones del día
0013-El éxito requiere focalizarse-Meditaciones del día- al volante
https://www.quimmunoz.com/el-secreto-...

Todos sabemos -por experiencia propia- que vivimos en un mundo que va a toda velocidad. No dejamos de recibir inputs, informaciones y solicitudes. Se nos pide, como a los sistemas informáticos, que seamos multitarea, que seamos capaces de hacer mil juegos malabares con todas esas supuestas urgencias que nos piden que llevemos a buen puerto al mismo tiempo. Y, arrastrados por la corriente, lo intentamos… Y nos acostumbramos a funcionar así, en lo profesional y en lo personal. Apagando fuegos contrarreloj, saltando de una cosa a otra sin parar, estresados, viviendo en un sinvivir constante.
Es peligroso seguir con esta dinámica… Y no sólo para nuestra salud, que también. Es peligroso, decía, porque perdemos el foco, multiplicamos nuestros objetivos, nos acostumbramos a tener una lista interminable de temas pendientes y no prestamos atención a la jerarquización de objetivos ni a la focalización en lo más importante. Y no hay éxito sin foco. Porque el tiempo y nuestras capacidades son bienes limitados y, para alcanzar unas metas hay que posponer o renunciar a otras. Así de simple, así de claro.
El logro exige decir muchas veces ‘no’: ‘no’ a todo aquello que no es nuestra prioridad, ‘no’ a todo aquello que nos desvía del camino que queremos recorrer, ‘no’ a todo aquello que no es importante ni imprescindible para nosotros, ‘no’ a todo aquello que suponga invertir tiempo y esfuerzo en algo distinto a lo que nos hemos fijado como meta. Lo dicho: el camino al éxito se construye a base de decir muchas veces ‘no’ y de decir -y mantener- un solo ‘sí’. Eso es el foco que, junto a las aptitudes y la constancia, es el secreto de todo éxito.
Por muy bueno que seas, no alcanzarás tus metas si te pasas el día desviándote del camino. No pierdas el foco, la meta, el objetivo, el blanco… Y lánzate hacia él como la flecha, con fuerza y decisión, venciendo todas las resistencias y evitando todas las distracciones, hasta que lo alcances.
Foco y constancia… No hay más secreto para lograr el éxito si has sabido escoger sabiamente tus objetivos.
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6 years ago
5 minutes

Meditaciones del día
00012 La fragmentación que mata
A veces, por intentar pasarnos de listos, caemos en la mayor de las tonterías. Ante un mundo complejo y aparentemente inabarcable, tenemos la brillante idea de fragmentarlo, de hacerlo añicos y enfrentarnos a un trocito más manejable… Y del resto que se ocupe otro.

Puede que al principio seamos conscientes de que hemos tomado esta decisión movidos por la experiencia de nuestra impotencia, de nuestra incapacidad de abarcarlo todo. Pero al poco tiempo el orgullo -ese compañero de viaje que sólo nos abandona una semana después de nuestra muerte- hace su aparición en escena y nos lleva a pensar que la parte es el todo, y que nuestro conocimiento de un fragmento es -en realidad- sabiduría sobre los secretos del universo. Y nos lo creemos, y actuamos en consecuencia… Como auténticos dementes.

La especialización que fragmenta podría tener cabida en un mundo interconectado como el nuestro si todos fuéramos conscientes de nuestra miopía cognoscitiva y de la necesidad de compartir y consultar con los demás para obtener una visión más amplia y veraz de la realidad.

Pero parece que somos incapaces de vivir una especialización instrumental que nos recuerde nuestras limitaciones… Así que, si queremos ensanchar nuestra visión, me temo que deberemos tratar de volver al punto anterior a la fragmentación que ha hecho añicos la realidad hasta matarla.

¿Cómo hacerlo? Tal vez, recuperando nuestro interés por los saberes que parten o anhelan la Unidad o la Síntesis: la filosofía entendida al modo clásico y la espiritualidad concebida de un modo amplio como apertura a esa Trascendencia que está más aquí y más allá de cada uno de nosotros, de cada fragmento que -en el fondo de su ser- tiene sed de ser reintegrado.

Porque, como si de un motor destripado se tratara, tenemos cientos de piezas inertes que demuestran que la suma de las partes no es igual al todo. Porque, si no ponemos cada una en su sitio, posibilitando que establezca las relaciones debidas con el resto de elementos del motor, éste no funcionará… Y habremos perdido lo que hacía de las piezas, de cada fragmento, algo realmente especial.

Y nosotros, ¿apostamos por la fragmentación que mata o por esa visión holística, más amplia, que da sentido y función tanto a cada pieza como al conjunto?

https://www.quimmunoz.com/la-fragmentacion-que-mata/
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7 years ago
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Meditaciones del día
00012 La fragmentación que mata
A veces, por intentar pasarnos de listos, caemos en la mayor de las tonterías. Ante un mundo complejo y aparentemente inabarcable, tenemos la brillante idea de fragmentarlo, de hacerlo añicos y enfrentarnos a un trocito más manejable… Y del resto que se ocupe otro.

Puede que al principio seamos conscientes de que hemos tomado esta decisión movidos por la experiencia de nuestra impotencia, de nuestra incapacidad de abarcarlo todo. Pero al poco tiempo el orgullo -ese compañero de viaje que sólo nos abandona una semana después de nuestra muerte- hace su aparición en escena y nos lleva a pensar que la parte es el todo, y que nuestro conocimiento de un fragmento es -en realidad- sabiduría sobre los secretos del universo. Y nos lo creemos, y actuamos en consecuencia… Como auténticos dementes.

La especialización que fragmenta podría tener cabida en un mundo interconectado como el nuestro si todos fuéramos conscientes de nuestra miopía cognoscitiva y de la necesidad de compartir y consultar con los demás para obtener una visión más amplia y veraz de la realidad.

Pero parece que somos incapaces de vivir una especialización instrumental que nos recuerde nuestras limitaciones… Así que, si queremos ensanchar nuestra visión, me temo que deberemos tratar de volver al punto anterior a la fragmentación que ha hecho añicos la realidad hasta matarla.

¿Cómo hacerlo? Tal vez, recuperando nuestro interés por los saberes que parten o anhelan la Unidad o la Síntesis: la filosofía entendida al modo clásico y la espiritualidad concebida de un modo amplio como apertura a esa Trascendencia que está más aquí y más allá de cada uno de nosotros, de cada fragmento que -en el fondo de su ser- tiene sed de ser reintegrado.

Porque, como si de un motor destripado se tratara, tenemos cientos de piezas inertes que demuestran que la suma de las partes no es igual al todo. Porque, si no ponemos cada una en su sitio, posibilitando que establezca las relaciones debidas con el resto de elementos del motor, éste no funcionará… Y habremos perdido lo que hacía de las piezas, de cada fragmento, algo realmente especial.

Y nosotros, ¿apostamos por la fragmentación que mata o por esa visión holística, más amplia, que da sentido y función tanto a cada pieza como al conjunto?

https://www.quimmunoz.com/la-fragmentacion-que-mata/
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Meditaciones del día
00011 Somos piedra bruta - Quim Muñoz - Meditación del día
La escultura que encabeza este artículo –“El Aprendiz” del artista masón Auguste Rodin- es una de las más bellas e inspiradoras expresiones que he encontrado sobre el trabajo interior que necesita uno realizar para pulir sus imperfecciones y dar a luz a su mejor yo.

Ya Plotino utilizaba, en el siglo III d.C, un simbolismo semejante al propuesto por Rodin para desarrollar nuestro potencial. Decía así:

“Regresa a ti mismo y mira; si aún no te ves bello, haz como el escultor de una estatua que debe llegar a ser hermosa: quita, raspa, pule y limpia hasta que hagas aparecer un bello rostro en la estatua. También debes retirar todo lo superfluo, enderezar todo lo tortuoso, limpiar todo lo oscuro. Abrillántala y no ceses de esculpir tu propia estatua hasta que aparezca en ti el divino resplandor de la virtud, hasta que veas la sabiduría en pie sobre su sagrado pedestal”.

Pero más vale una imagen que mil palabras y, como no soy una excepción, a mí me inspira más, mucho más, esta escultura de Rodin. Atendiendo a la formación de su autor –y a la naturaleza de su obra- deberemos prestar especial atención al simbolismo de los elementos que la componen, y a su interpretación específica dentro de la tradición masónica. Daremos sólo algunos apuntes sobre cada uno de ellos porque un estudio en profundidad daría para varios libros… Y para toda una vida.

Así que deberás contentarte con algunos destellos, con algunas chispas… Pero confío en que resulten suficientes para encender en tu interior el fuego que te conducirá a tu propia iluminación mediante la meditación contemplativa de esta obra de arte que es reflejo de cada uno de nosotros.

Vamos a ella:

¿Qué es la piedra bruta? La materia pasiva, el ser humano en potencia, todo aquello que podemos llegar a ser pero todavía no somos, el conjunto de virtudes y dones que nos han sido concedidos pero todavía no hemos desarrollado.

Decía Germaine Necker que la felicidad es el desarrollo de nuestras facultades, y creo que no andaba muy equivocado. De hecho, es ésta una idea que se repite una y otra vez en los representantes de la cadena áurea del pensamiento clásico-tradicional. La piedra bruta puede –y debe- ser transformada, pulida, perfeccionada… Y eso nos hace felices.

Rodin parece decirnos que este proceso de desarrollo de potencial humano es un trabajo que debe desempeñar cada uno valiéndose de dos instrumentos imprescindibles: el cincel (la inteligencia) y el martillo (la voluntad). Ambos son necesarios, de nada sirve el uno sin el otro… Ni el otro sin el uno.

Comencemos por el último: el martillo. El mazo o el martillo es imagen de la fuerza bruta, inconsciente, ciega… Pero también de la voluntad ejecutora, de la energía obrante y la determinación moral de la que se deriva la realización práctica. El martillo utiliza la fuerza de la gravedad de nuestra naturaleza subconsciente, de nuestros hábitos, de nuestros instintos y costumbres, para empujarnos tras nuestros objetivos. Es, pues, un requisito indispensable para nuestro perfeccionamiento, pero requiere del cincel para no causar destrozos en la escultura… ¿O acaso te parece posible tallar una bella obra de arte a base de martillazos?

No, para dar forma a la piedra bruta no basta con la voluntad, con la fuerza del martillo. Éste requiere del cincel. Éste último es el agente de la Voluntad celeste, la Inteligencia penetrando la materia gracias a la fuerza de la Voluntad, el propósito inteligente que rige la acción del martillo.

Existe una relación de interdependencia entre el cincel y el martillo, entre la inteligencia y la voluntad. Se necesitan mutuamente para cumplir su función, y el éxito depende de su mutua concurrencia. De hecho, la Inteligencia –el conocimiento de lo que uno puede llegar a ser- estimula a la Voluntad en pos de su realización… Y, al mismo tiempo, la Voluntad resulta...
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Meditaciones del día
00011 Somos piedra bruta - Quim Muñoz - Meditación del día
La escultura que encabeza este artículo –“El Aprendiz” del artista masón Auguste Rodin- es una de las más bellas e inspiradoras expresiones que he encontrado sobre el trabajo interior que necesita uno realizar para pulir sus imperfecciones y dar a luz a su mejor yo.

Ya Plotino utilizaba, en el siglo III d.C, un simbolismo semejante al propuesto por Rodin para desarrollar nuestro potencial. Decía así:

“Regresa a ti mismo y mira; si aún no te ves bello, haz como el escultor de una estatua que debe llegar a ser hermosa: quita, raspa, pule y limpia hasta que hagas aparecer un bello rostro en la estatua. También debes retirar todo lo superfluo, enderezar todo lo tortuoso, limpiar todo lo oscuro. Abrillántala y no ceses de esculpir tu propia estatua hasta que aparezca en ti el divino resplandor de la virtud, hasta que veas la sabiduría en pie sobre su sagrado pedestal”.

Pero más vale una imagen que mil palabras y, como no soy una excepción, a mí me inspira más, mucho más, esta escultura de Rodin. Atendiendo a la formación de su autor –y a la naturaleza de su obra- deberemos prestar especial atención al simbolismo de los elementos que la componen, y a su interpretación específica dentro de la tradición masónica. Daremos sólo algunos apuntes sobre cada uno de ellos porque un estudio en profundidad daría para varios libros… Y para toda una vida.

Así que deberás contentarte con algunos destellos, con algunas chispas… Pero confío en que resulten suficientes para encender en tu interior el fuego que te conducirá a tu propia iluminación mediante la meditación contemplativa de esta obra de arte que es reflejo de cada uno de nosotros.

Vamos a ella:

¿Qué es la piedra bruta? La materia pasiva, el ser humano en potencia, todo aquello que podemos llegar a ser pero todavía no somos, el conjunto de virtudes y dones que nos han sido concedidos pero todavía no hemos desarrollado.

Decía Germaine Necker que la felicidad es el desarrollo de nuestras facultades, y creo que no andaba muy equivocado. De hecho, es ésta una idea que se repite una y otra vez en los representantes de la cadena áurea del pensamiento clásico-tradicional. La piedra bruta puede –y debe- ser transformada, pulida, perfeccionada… Y eso nos hace felices.

Rodin parece decirnos que este proceso de desarrollo de potencial humano es un trabajo que debe desempeñar cada uno valiéndose de dos instrumentos imprescindibles: el cincel (la inteligencia) y el martillo (la voluntad). Ambos son necesarios, de nada sirve el uno sin el otro… Ni el otro sin el uno.

Comencemos por el último: el martillo. El mazo o el martillo es imagen de la fuerza bruta, inconsciente, ciega… Pero también de la voluntad ejecutora, de la energía obrante y la determinación moral de la que se deriva la realización práctica. El martillo utiliza la fuerza de la gravedad de nuestra naturaleza subconsciente, de nuestros hábitos, de nuestros instintos y costumbres, para empujarnos tras nuestros objetivos. Es, pues, un requisito indispensable para nuestro perfeccionamiento, pero requiere del cincel para no causar destrozos en la escultura… ¿O acaso te parece posible tallar una bella obra de arte a base de martillazos?

No, para dar forma a la piedra bruta no basta con la voluntad, con la fuerza del martillo. Éste requiere del cincel. Éste último es el agente de la Voluntad celeste, la Inteligencia penetrando la materia gracias a la fuerza de la Voluntad, el propósito inteligente que rige la acción del martillo.

Existe una relación de interdependencia entre el cincel y el martillo, entre la inteligencia y la voluntad. Se necesitan mutuamente para cumplir su función, y el éxito depende de su mutua concurrencia. De hecho, la Inteligencia –el conocimiento de lo que uno puede llegar a ser- estimula a la Voluntad en pos de su realización… Y, al mismo tiempo, la Voluntad resulta...
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Meditaciones del día
00010 Vivir con las puertas abiertas - Quim Muñoz - Meditación del día
¿Para qué arriesgarse?
Vivimos encerrados, presos de nuestros miedos y desconfianzas.  Las malas experiencias -propias y ajenas- nos llevan a aislarnos de los demás para protegernos, convirtiéndonos en islas que sólo puntualmente (y demasiadas veces por intereses egoístas) nos abrimos y ponemos en contacto con quienes nos rodean.  Corremos el riesgo si nuestro interés por la posible ganancia es superior al miedo que nos genera el que puedan engañarnos o defraudarnos.  Si no es así, ¿para qué arriesgarse?  No nos damos cuenta, pero somos esclavos de nuestra nefasta opinión del ser humano.

Viviendo para adentro
Yo soy el primero que me encierro en mí mismo demasiado a menudo.  Y no sólo porque he vivido grandes decepciones, sino porque soy de naturaleza introvertida.  Tengo tendencia a vivir para adentro.  Me siento a gusto, cómodo y seguro, en ese íntimo rincón que siempre está disponible para mí en el fondo de mi alma.

Sin embargo, soy consciente de que ese rincón puede ser un lugar solitario.  Digo puede porque -como advierte el Apocalipsis- estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.

Un mendigo a las puertas
Es cierto, como un mendigo hambriento de nuestra compañía y afecto, hay un Alguien que nos espera pacientemente a las puertas.  Un Alguien que -de vez en cuando, para no molestar- toca el timbre y espera, a ver si le abrimos.  Alguien al que, sin saberlo, también anhelamos y que -con su compañía- es capaz de cambiarlo todo porque, en el trato con Él, descubrimos la grandeza y la dicha que acompañan a vivir con las puertas abiertas, a pecho descubierto, poniendo el corazón en todo y en todos.

Él es la puerta de entrada para todos los demás porque a todos lleva en su corazón, porque Él está en todos los demás…  Y cuando Le tratamos, comenzamos a percibirle en todos los rostros.

El secreto
Éste es, en el fondo, el secreto de la bondad y misericordia propias de las almas contemplativas de verdad.  Ésas -como la de la Madre Teresa de Calcuta- que no hacen del encuentro con Dios un ídolo o una posesión en la que regodearse sino que, al descubrir su rostro en todos los demás (y especialmente en los más necesitados) salen a su encuentro con espíritu de misión, luchando por transformar el mundo y hacerlo más habitable con una fuerza y energía que ninguna ideología puede procurar.

Somos seres necesitados de algo más que nosotros mismos, somos seres necesitados de relación.  Nosotros decidimos si esta relación se basará en el interés egoísta o en el amor desinteresado.  El primer camino lleva a la psicosis y la desconfianza.  El segundo, a la realización personal, a la felicidad y a la transformación del mundo en un Paraíso.

Parece claro por dónde deberíamos transitar…  Aunque el precio a pagar será el de sufrir alguna decepción y, pese a ello, atrevernos a seguir manteniendo las puertas abiertas.

Puede que no sea fácil -nadie dijo que lo sería- pero es el camino, el único camino que no termina en un abismo.  El camino que conduce a Dios, a los demás y a nosotros mismos.
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00010 Vivir con las puertas abiertas - Quim Muñoz - Meditación del día
¿Para qué arriesgarse?
Vivimos encerrados, presos de nuestros miedos y desconfianzas.  Las malas experiencias -propias y ajenas- nos llevan a aislarnos de los demás para protegernos, convirtiéndonos en islas que sólo puntualmente (y demasiadas veces por intereses egoístas) nos abrimos y ponemos en contacto con quienes nos rodean.  Corremos el riesgo si nuestro interés por la posible ganancia es superior al miedo que nos genera el que puedan engañarnos o defraudarnos.  Si no es así, ¿para qué arriesgarse?  No nos damos cuenta, pero somos esclavos de nuestra nefasta opinión del ser humano.

Viviendo para adentro
Yo soy el primero que me encierro en mí mismo demasiado a menudo.  Y no sólo porque he vivido grandes decepciones, sino porque soy de naturaleza introvertida.  Tengo tendencia a vivir para adentro.  Me siento a gusto, cómodo y seguro, en ese íntimo rincón que siempre está disponible para mí en el fondo de mi alma.

Sin embargo, soy consciente de que ese rincón puede ser un lugar solitario.  Digo puede porque -como advierte el Apocalipsis- estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.

Un mendigo a las puertas
Es cierto, como un mendigo hambriento de nuestra compañía y afecto, hay un Alguien que nos espera pacientemente a las puertas.  Un Alguien que -de vez en cuando, para no molestar- toca el timbre y espera, a ver si le abrimos.  Alguien al que, sin saberlo, también anhelamos y que -con su compañía- es capaz de cambiarlo todo porque, en el trato con Él, descubrimos la grandeza y la dicha que acompañan a vivir con las puertas abiertas, a pecho descubierto, poniendo el corazón en todo y en todos.

Él es la puerta de entrada para todos los demás porque a todos lleva en su corazón, porque Él está en todos los demás…  Y cuando Le tratamos, comenzamos a percibirle en todos los rostros.

El secreto
Éste es, en el fondo, el secreto de la bondad y misericordia propias de las almas contemplativas de verdad.  Ésas -como la de la Madre Teresa de Calcuta- que no hacen del encuentro con Dios un ídolo o una posesión en la que regodearse sino que, al descubrir su rostro en todos los demás (y especialmente en los más necesitados) salen a su encuentro con espíritu de misión, luchando por transformar el mundo y hacerlo más habitable con una fuerza y energía que ninguna ideología puede procurar.

Somos seres necesitados de algo más que nosotros mismos, somos seres necesitados de relación.  Nosotros decidimos si esta relación se basará en el interés egoísta o en el amor desinteresado.  El primer camino lleva a la psicosis y la desconfianza.  El segundo, a la realización personal, a la felicidad y a la transformación del mundo en un Paraíso.

Parece claro por dónde deberíamos transitar…  Aunque el precio a pagar será el de sufrir alguna decepción y, pese a ello, atrevernos a seguir manteniendo las puertas abiertas.

Puede que no sea fácil -nadie dijo que lo sería- pero es el camino, el único camino que no termina en un abismo.  El camino que conduce a Dios, a los demás y a nosotros mismos.
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Meditaciones del día
00009 La Escuela de los Antepasados de Paracelso - Quim Muñoz - Meditación del día
Hubo en el siglo XVI un extraño personaje al que siempre resulta interesante acercarse.  Lleva por nombre autoimpuesto el de Paracelso (similar a Celso, el médico romano del siglo I) y su saber -como el de los humanistas- parece capaz de contenerlo todo, y de relacionarlo todo con gracia y audacia. 

Filósofo, teólogo o teósofo, médico, alquimista, astrólogo, mago…  Un compendio de sabiduría al que han admirado públicamente personajes de la talla de Giordano Bruno, Leibniz, Goethe, Jung…  Gigantes de la cultura a los que parece unir una máxima de Paracelso:



Que no sea vasallo de otro quien pueda ser su propio señor

 

Para esa búsqueda del personal señorío, Paracelso ofrece en su obra infinidad de recomendaciones.  Quiero repescar hoy una de ellas porque me parece especialmente olvidada en el momento en el que tú y yo vivimos.  La denomina la escuela de los antepasados, y la define así:

Investigamos en aquello que ya han buscado nuestros antepasados.  Pero no debemos asumir ciegamente todo lo que ellos nos han enseñado, sino sólo aquel saber que nos es necesario en nuestra propia época. ¡Porque lo pasado pasado está, y una nueva época plantea nuevas tareas!  Aunque los antiguos nos hayan dejado algunas cosas que nosotros podemos y debemos amar, no han llegado hasta nosotros de forma que ya no tengamos que seguir estudiando más que lo que tenemos de ellos; sino que debemos mejorar todas las cosas, debemos seguir investigando y aprender cosas nuevas.  Esta escuela y este mandato durarán hasta el fin de los tiempos.

Paracelso resuelve así, por elevación, la clásica tensión entre el respeto a la tradición y el deber de renovarse, de adecuarse a los tiempos que a cada uno le toca vivir.  Somos receptores de la Tradición para poder convertirnos en transmisores de una versión mejorada de la misma. 

Debemos beber de nuestros antepasados y honrarlos enriqueciendo su legado con nuestras valiosas aportaciones.  Tenemos algo que decir, y debemos hacerlo.

La pregunta es: ¿lo haremos?
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Meditaciones del día
00009 La Escuela de los Antepasados de Paracelso - Quim Muñoz - Meditación del día
Hubo en el siglo XVI un extraño personaje al que siempre resulta interesante acercarse.  Lleva por nombre autoimpuesto el de Paracelso (similar a Celso, el médico romano del siglo I) y su saber -como el de los humanistas- parece capaz de contenerlo todo, y de relacionarlo todo con gracia y audacia. 

Filósofo, teólogo o teósofo, médico, alquimista, astrólogo, mago…  Un compendio de sabiduría al que han admirado públicamente personajes de la talla de Giordano Bruno, Leibniz, Goethe, Jung…  Gigantes de la cultura a los que parece unir una máxima de Paracelso:



Que no sea vasallo de otro quien pueda ser su propio señor

 

Para esa búsqueda del personal señorío, Paracelso ofrece en su obra infinidad de recomendaciones.  Quiero repescar hoy una de ellas porque me parece especialmente olvidada en el momento en el que tú y yo vivimos.  La denomina la escuela de los antepasados, y la define así:

Investigamos en aquello que ya han buscado nuestros antepasados.  Pero no debemos asumir ciegamente todo lo que ellos nos han enseñado, sino sólo aquel saber que nos es necesario en nuestra propia época. ¡Porque lo pasado pasado está, y una nueva época plantea nuevas tareas!  Aunque los antiguos nos hayan dejado algunas cosas que nosotros podemos y debemos amar, no han llegado hasta nosotros de forma que ya no tengamos que seguir estudiando más que lo que tenemos de ellos; sino que debemos mejorar todas las cosas, debemos seguir investigando y aprender cosas nuevas.  Esta escuela y este mandato durarán hasta el fin de los tiempos.

Paracelso resuelve así, por elevación, la clásica tensión entre el respeto a la tradición y el deber de renovarse, de adecuarse a los tiempos que a cada uno le toca vivir.  Somos receptores de la Tradición para poder convertirnos en transmisores de una versión mejorada de la misma. 

Debemos beber de nuestros antepasados y honrarlos enriqueciendo su legado con nuestras valiosas aportaciones.  Tenemos algo que decir, y debemos hacerlo.

La pregunta es: ¿lo haremos?
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Meditaciones del día
00008 El simbolismo metafísico de la lechuza - Quim Muñoz - Meditación del día
Hace unos meses, haciendo una visita a una feria de anticuarios, me hice con una hermosa figura de una lechuza que ha pasado a decorar mi mesita de noche.

Cuando una de mis hijas me preguntó hace unos días si esa estatua tenía algo que ver con Harry Potter, entendí que había llegado el momento de explicarles –a mis hijos y a los lectores de este blog- cuál es el simbolismo propio de la lechuza y por qué la tengo junto al cabezal de mi cama.

La lechuza -como el búho- es un animal nocturno que tiene un simbolismo ambivalente: temidas por muchos –por ejemplo, por la civilización china- por asociar estas aves con la oscuridad, la soledad, el frío y la melancolía, son consideradas por otros un tótem que ayuda y protege durante la noche, en las fases de oscuridad… Sea ésta física o espiritual.

Está claro que me encuentro entre los segundos, entre los que asocian al ave con Atenea, diosa protectora de los héroes, fértil inspiradora de las artes y de los trabajos de la paz. La diosa que fecunda como la lluvia e ilumina como el sol, es representada a menudo bajo la forma de una lechuza. Capaz de ver donde el resto sólo percibe oscuridad, esta ave hace referencia al conocimiento de lo oculto, de lo que no resulta evidente, de lo que pasa desapercibido a los demás, de nuestras profundidades más sombrías, de nuestro inconsciente… La que es capaz de ver donde el resto están ciegos.

Pero hay otro aspecto del simbolismo de la lechuza que menciona Guénon y que, por su importancia, no podemos pasar por alto: la lechuza es un animal nocturno… Vinculado, por tanto, a la luna. Ésta es la iluminadora de la noche… Por reflejo de la luz del sol que permanece oculto. El sol simboliza a la luz que procede directamente del Creador, mientras que la luna se asocia al reflejo de lo divino en lo creado, a la propiedad simbólica de la creación, a la posibilidad de la mente racional de captar un indicio de Dios y ascender, mediante una hermenéutica adecuada o una gracia especial, a su directa contemplación.

Es, por tanto, la lechuza una buena compañera de viaje porque en nuestro camino todos pasamos por fases de oscuridad… Y no sería bueno que nos perdiéramos en medio de la noche. Adecuemos nuestra mirada para percibir la luz en cuanto nos rodea, para ver con claridad nuestras sombras, para ser capaces de ver el rostro del Creador en toda su obra… También en nosotros mismos… Sólo así seremos capaces de iluminar nuestra vida y la de nuestros seres queridos, no sólo con la refleja y fría luz de la luna sino con el calor y el amor que nacen de un corazón contemplativo.

No temas a la noche ni a la oscuridad, abre los ojos y descubre en ellas Luz… Porque allí está, para quien sea capaz de descubrirla.

No más miedos… Sabiduría y confianza, providencia,Tao.
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Meditaciones del día
00008 El simbolismo metafísico de la lechuza - Quim Muñoz - Meditación del día
Hace unos meses, haciendo una visita a una feria de anticuarios, me hice con una hermosa figura de una lechuza que ha pasado a decorar mi mesita de noche.

Cuando una de mis hijas me preguntó hace unos días si esa estatua tenía algo que ver con Harry Potter, entendí que había llegado el momento de explicarles –a mis hijos y a los lectores de este blog- cuál es el simbolismo propio de la lechuza y por qué la tengo junto al cabezal de mi cama.

La lechuza -como el búho- es un animal nocturno que tiene un simbolismo ambivalente: temidas por muchos –por ejemplo, por la civilización china- por asociar estas aves con la oscuridad, la soledad, el frío y la melancolía, son consideradas por otros un tótem que ayuda y protege durante la noche, en las fases de oscuridad… Sea ésta física o espiritual.

Está claro que me encuentro entre los segundos, entre los que asocian al ave con Atenea, diosa protectora de los héroes, fértil inspiradora de las artes y de los trabajos de la paz. La diosa que fecunda como la lluvia e ilumina como el sol, es representada a menudo bajo la forma de una lechuza. Capaz de ver donde el resto sólo percibe oscuridad, esta ave hace referencia al conocimiento de lo oculto, de lo que no resulta evidente, de lo que pasa desapercibido a los demás, de nuestras profundidades más sombrías, de nuestro inconsciente… La que es capaz de ver donde el resto están ciegos.

Pero hay otro aspecto del simbolismo de la lechuza que menciona Guénon y que, por su importancia, no podemos pasar por alto: la lechuza es un animal nocturno… Vinculado, por tanto, a la luna. Ésta es la iluminadora de la noche… Por reflejo de la luz del sol que permanece oculto. El sol simboliza a la luz que procede directamente del Creador, mientras que la luna se asocia al reflejo de lo divino en lo creado, a la propiedad simbólica de la creación, a la posibilidad de la mente racional de captar un indicio de Dios y ascender, mediante una hermenéutica adecuada o una gracia especial, a su directa contemplación.

Es, por tanto, la lechuza una buena compañera de viaje porque en nuestro camino todos pasamos por fases de oscuridad… Y no sería bueno que nos perdiéramos en medio de la noche. Adecuemos nuestra mirada para percibir la luz en cuanto nos rodea, para ver con claridad nuestras sombras, para ser capaces de ver el rostro del Creador en toda su obra… También en nosotros mismos… Sólo así seremos capaces de iluminar nuestra vida y la de nuestros seres queridos, no sólo con la refleja y fría luz de la luna sino con el calor y el amor que nacen de un corazón contemplativo.

No temas a la noche ni a la oscuridad, abre los ojos y descubre en ellas Luz… Porque allí está, para quien sea capaz de descubrirla.

No más miedos… Sabiduría y confianza, providencia,Tao.
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Meditaciones del día
Una breve reflexión diaria para comenzar el día centrándonos en lo esencial, tratando se ser algo más humanos. Espiritualidad y filosofía hechos vida.

Aquí encontrarás la versión podcast de los post publicados en el blog Meditaciones del día -de Quim Muñoz- leídos por él mismo.