Se nos olvida que antes del florecimiento, antes de la cosecha; hay un montón de procesos orgánicos y naturales... así mismo los vivimos nosotros, y lo bonito es perdonarnos con esos procesos y entender que todos tenemos tiempos y ritmos diferentes.
Aprendimos a sentirnos culpables desde muy pequeños y a autocastigarnos con la culpa a lo largo de nuestras vidas. Hablamos de cómo empezar a soltar ese mecanismo y vivir una vida más disfrutada.
Para todos los que complacen, entretienen, convencen o viven constantemente en la necesidad del otro; los invito a preguntarse qué sería dejar este performance y conectar más contigo mismo.
Profundizamos sobre la búsqueda incansable del amor, desde el esfuerzo, el miedo, la necesidad de encontrar pareja "ya" y lo agotador que puede volverse ese tema.
Muchos vivimos en la presión de la productividad, de autoexigirnos para cumplir, para sentir que estamos haciendo las cosas "bien" y eso nos ha desconectado profundamente del disfrute y de simplemente experimentar la vida.
La dinámica de salvar a otros, a través de convencer, educar, mostrarles cómo se hace, esperar, excusar; nos agota y nos refuerza negativamente la herida de insuficiencia al sentir que tenemos que sobre esforzarnos en los vínculos.
Idealizamos todo... lo que no tenemos, lo que quisieramos tener, lo que creemos que nos hace falta; y así nos desconectamos constantemente de la versión que somos en este momento. Le atribuimos a otras personas; lugares que no les corresponden, generamos altas expectativas de cómo deberían ser los demás, los vínculos, la vida y nos perdemos todo el tiempo del momento presente.