
¿Imaginas pasar dos años cuidando, regando y abonando una planta, para luego descubrir que tu planta hermosa era de plástico? Pues esta curiosa anécdota le pasó a Caelie Wilkes en California. Pero más que reírnos, creo que esta historia abre las puertas para hacernos una pregunta crucial: ¿Estamos invirtiendo nuestras fuerzas, recursos y anhelos en algo real o artificial?
Salomón, tras buscar satisfacción en todo lo que el mundo ofrece, concluyó: "Teme a Dios y guarda sus mandamientos" (Eclesiastés 12:13). El gran sabio se dio cuenta de que pasó toda su vida "regando plantas artificiales". Y déjame decirte, la vida es demasiado corta para invertirla en lo que no tiene valor eterno.