
¿Sabías que un hombre vivió 10 años encerrado… en una habitación sin cerradura?
Raynald III no fue preso de barrotes, sino de su propio deseo. Su historia es un espejo de lo que muchos vivimos hoy: esclavitud interior, hábitos que nos dominan, excusas que nos mantienen lejos de la libertad.
En este episodio descubrirás cómo el enemigo no siempre te encierra… a veces solo alimenta tus debilidades.
Pero hay esperanza: la puerta está abierta, y Cristo mismo es la salida.