
Una boda en Caná. Invitados celebrando. Todo parece perfecto… hasta que el vino se acaba. La vergüenza amenaza con ensombrecer la alegría de la fiesta. María se entera del problema, y ella ve más allá de la crisis y se acerca a su hijo con una fe inquebrantable: "No tienen vino." Jesús le responde: "Aún no ha llegado mi hora." Pero María, confiada, les dice a los sirvientes: "Hagan todo lo que Él les diga."
Y entonces, sucede el milagro. El agua se convierte en el mejor vino. El maestro de ceremonias queda asombrado: "Todos sirven primero el buen vino, pero tú has guardado lo mejor para el final."
Este episodio nos recuerda que Jesús transforma lo ordinario en extraordinario. Cuando pensamos que todo se ha acabado, Él nos da algo mejor. Su presencia cambia nuestra historia, trae alegría y llena cada vacío con Su gracia.
¿Estás listo para dejar que Jesús transforme tu vida?