
Este episodio nos lleva al relato de Rahab y los espías (Josué 2:12-14) para mostrarnos cómo el amor de Dios es incondicional, perfecto en su plan y capaz de dar valor eterno a cada vida. A través de esta historia, descubrimos que no importa nuestro pasado ni cómo nos vea el mundo: Dios nos busca, nos rescata y nos invita a compartir su gracia con quienes amamos.