En tiempos donde la alimentación ha tomado un papel de importancia sin precedente, y donde cada día somos más exigentes de los componentes de los alimentos, también deberíamos ser conscientes y críticos con los contenidos y los medios de comunicación que estamos consumiendo, mucho más si analizamos la coyuntura política que atraviesa nuestro país de extremo a extremo. En una era donde los medios influyen desde nuestras posturas sociales hacia cómo debería ser el cuerpo, la sonrisa, el busto,la nariz ideal, el hacer un pare o un detox de lo que estamos consumiendo y escuchando es muy conveniente, recordemos que de la abundancia del corazón y de nuestros pensamientos habla nuestra boca. En el siglo del gran auge y donde todo se ha volcado al mundo digital y a las redes sociales, donde abundan los portales de periodismo, los influencers, los creadores de contenidos y donde la verdad dejó de ser el fin y se convirtió en el negocio, es conveniente analizar lejos de los sentimientos y emociones què cómo nos está influyendo lo que nuestros ojos ven y lo que nuestros oídos escuchan. Criticamos y luchamos en contra de un sistema que nos controle, sin embargo, caemos en la trampa de la rapidez e inmediatez, donde la investigación, la lectura y la diversidad de versión es aburrida, costosa y lenta para una vida donde lo inmediato se disfrazó de importante, y lo verdaderamente importante pasó a ser un personaje sin tiempo y espacio en nuestras agendas. ¿Qué abunda en tu corazón y pensamientos?