
Hoy decidí grabar enfermo. No porque fuera el mejor momento, ni porque mi voz sonara perfecta, sino porque quería recordarme —y recordarle a usted— que la voz también es vulnerable, frágil y humana.
Este episodio es un espacio para reflexionar sobre lo que pasa cuando no estamos al 100%, cuando la energía baja, cuando la garganta pesa… y aun así elegimos expresarnos. Porque la voz no siempre tiene que ser brillante para ser verdadera.
La vulnerabilidad también comunica. La imperfección también conecta. Y la fragilidad, cuando se comparte, se convierte en fuerza.