MARIANO BECCAR VARELA Y ANDREA MALBRÁN
En la época de la crisis económica conocida como “el Rodrigazo”, desilusionados con el ritmo que llevaban, Mariano y Andrea estudiaban la posibilidad de irse a vivir a Canadá, cuando apareció una oportunidad en Salta y se vinieron con un bebé de un año. La familia siguió creciendo en esta provincia con 5 hijos más. Al principio, los veían como aventureros, y eran pocos los foráneos en Salta. Para ellos, Salta fue independencia, naturaleza, una vida diferente, y rápidamente se transformó en una vida mejor. Salían todos los fines de semana a la montaña o a los ríos, y eso es algo que hoy ven reflejado en sus nietos que hasta festejan sus cumpleaños andando en bici con los amigos por los cerros. Algo que se percibe con claridad es que aquí, los hombres y las mujeres, se dedican mucho más a la familia.
Salta es muy buena calidad de vida, con la mejor gente y con paisajes preciosos.
Los costos, las distancias, la vida es más sencilla. Y con el correr de los años, todo fue creciendo y mejorando: los servicios de salud, la oferta de colegios...
Hoy, viviendo una vida en vías de retiro, disfrutan de los hijos y los nietos que en su mayoría, son salteños.
Ricardo Scordamaglia y Galia de Gracia viven hace 11 años en Salta. Llegaron con Santino de 6 con la firme convicción de querer cambiar de vida para vivir en un lugar más tranquilo y con más naturaleza. Una oferta laboral terminó de darles el empujón para tomar la decisión. De sus primeros meses en la ciudad recuerdan que les sobraba el tiempo, sobre todo porque los traslados a sus lugares de trabajo eran mucho más cortos. Hoy valoran la posibilidad de realizar actividades recreativas y deportivas en medio de la naturaleza y a pocas horas de su casa, y la calidad de vida que tienen. “Eso es impagable”, afirman y destacan la calidez del salteño y la posibilidad de desarrollarse en sectores como turismo o minería que hay en el provincia.
Mariana Zubiri y Julio Rodríguez llegaron a Salta desde Córdoba y de La Pampa en 2012 sin conocerse. Ella buscaba un lugar con mucha naturaleza, retirado de la ciudad pero cerca, igual al de su historia. Él, después de vacacionar 15 años en Salta y cansado del ritmo de Buenos Aires, decidido a vivir en el lugar que lo había enamorado. Ambos destacan cómo la ciudad le abrió las puertas para desarrollarse en sus profesiones y les dio el marco ideal entre la naturaleza y la calidez de su gente para formar una familia de a dos. “Volver a Salta es volver a mi hogar, esta es una ciudad hermosa”, dice Mariana quien viaja mucho por trabajo y recomienda a los que tengan ganas de vivir en un lugar tranquilo que “se animen, la vida es ahora y siempre se puede volver a intentar”.
Eduardo Aguilar y María Inés Rivolta llegaron a Salta hace 11 años. Ella venía de vivir toda su vida en Ciudad de Buenos Aires, él nació en San Antonio de Areco, pero se fue a los 18 años y vivió en Capital, Brasil y Barcelona. Sin embargo, el sueño de una vida tranquila y en familia hizo que dejaran todo y pusieran la mirada en Salta, lugar del que ella se enamoró apenas conoció y donde nacieron sus dos hijos, Simona y Felipe. Ambos emprendieron distintos proyectos y destacan la preparación de la gente y la gran posibilidad de emprender en un ambiente de trabajo saludable, “mucho más que en cualquier parte del mundo”. Para Eduardo y María Inés, Salta es sinónimo de calidad de vida, de familia y amigos, ya que aquí es donde descubrieron que tienen tiempo para el trabajo, los hijos, el deporte y el encuentro. “En Salta descubrimos otra Argentina”, afirman.
Martín O´Brien y Rosario Uberti son de Buenos Aires y allí comenzaron a darle forma a su familia con la llegada de Agustín, Nicolás y Sofía. Sin embargo, siempre tuvieron la idea de dejar la gran ciudad y el conurbano para vivir en un lugar más tranquilo. Hace dos años eligieron apostar a una vida en Salta y poco tiempo después nació Lucía. Pasaron de vivir en un piso 23 y de ver a sus hijos recién al anochecer, a estar rodeados de naturaleza y con tiempo para compartir. Rosario mantuvo su trabajo en Buenos Aires y trabaja de forma remota, además de haber emprendido en la ciudad, mientras que Martín se desarrolla de forma independiente en su profesión de arquitecto. Ambos afirman que tenían como objetivo vivir de otra manera y que Salta fue el escenario ideal para lograrlo.
Diego Gandolfo e Ivana Krykorka
Diego llegó a Salta en los´90 después de vivir en Buenos Aires y Misiones.
Salta era muy distinta, el ritmo de vida no era el mismo, y aunque fue difícil al principio, recién casado con Ivana, se instaló y aquí nacieron sus tres hijos.
La provincia les abrió sus puertas laborales: él llegó trasladado por una multinacional y luego trabajo en la industria agropecuaria, además se sumó a proyectos solidarios y se logró reinventar muchas veces; ella trabajó como bioquímica, enseñó baile escocés y hoy aporta a un proyecto educativo. Agradecidos de vivir acá, nos cuentan cómo era Salta en esos comienzos, lo lindo de compartir la naturaleza con los más chicos y todo lo que la disfrutan hoy.
Para ellos la inmejorable calidad de vida y su gente muy cálida es el gran diferencial.
Gonzalo Lynch y Agustina Tarbel se instalaron en Salta hace poco más de dos meses. La pandemia y la noticia de que en unos meses llegaría Toribio a sus vidas aceleró la decisión de vivir en un lugar con naturaleza y tranquilo, con el objetivo claro de tener una buena calidad de vida por sobre todas las cosas. Oriundo de Buenos Aires, Gonzalo destaca el orgullo del salteño por su historia y lo importante que es para él vivir en una sociedad con un sentido de comunidad elevado. Ambos creen que hoy es posible insertarse en el mundo aún estando lejos de Buenos Aires, ¡y qué mejor que hacerlo desde Salta rodeados de historia, naturaleza y afectos!
Hace un tiempo, Miguel Pons y "Nani" Ferreyra Alves, cuando solo tenían dos hijos, se cansaron de la locura de Buenos Aires. Hace 6 años, eligieron Salta para vivir y hoy ya son 6 en la familia (2 hijos salteños). El futuro para los Pons Ferreyra se planifica en esta provincia