
A diario estamos demasiado preocupados por la opinión que los demás tienen de nosotros y nos llenamos de temor y prejuicios al pensar que alguien podría señalarnos. Rara vez nos detenemos a reflexionar sobre lo que pensamos de nosotros mismos, y esto puede ser muy peligroso, porque aunque podemos silenciar las voces externas, luchamos constantemente con nuestra voz interior, que a veces parece estar en nuestra contra. En la vida de Mefiboset, vemos cómo él se consideraba a sí mismo como un perro muerto, no por el juicio de los demás, sino porque eso era lo que él pensaba de sí mismo. Dios quiere elevar nuestra autoestima y transformar todos los pensamientos negativos que tenemos sobre nosotros mismos.
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