
Vidalio nos cuenta a través de esta inédita fábula, una historia que sirve de reflexión familiar.
A todos los niños les encanta jugar, esa es su razón de vida y está muy bien, lo padres deben propiciar que el niño juegue, se divierta, imagine, sueñe despierto, etc... Es su mundo, es su etapa de la vida, nuestro deber es respetar y alentar a que lo hagan.
Y luego recoger el desorden no tiene porque convertirse en un "dolor de cabeza", puede ser también una actividad divertida, si sabemos orientar a los pequeños con instrucciones adecuadas y amorosas para que cada juguete o elemento usado sea recogido y puesto en su lugar; estaremos creando a su corta edad, conciencia de responsabilidad, orden y armonía que les servirá para el resto de sus vidas.
Recuerda papito, mamita... Es a partir de tu ejemplo que formas en Valores..