
Vemos en el relato del diluvio al menos seis consideraciones prácticas: (1) Dios debe castigar el pecado. Debe morir lo viejo antes de establecer lo nuevo. (2) Dios advierte, pero al final su paciencia se acaba y el juicio viene. (3) Dios siempre ha salvado a las personas de la misma manera: por gracia (6.8), por fe (Heb 11.7). (4) La verdadera fe conduce a la obediencia (6.22; 7.5). (5) El verdadero testimonio exige separación del pecado, y Noé y su familia se conservaron sin mancha en el mundo. (6) Si «los hijos de Dios» en 6.1–4 fueron ángeles o la familia de Set, la lección se ve: Dios condena el compromiso y la rebelión, pero recompensa al santo separado.
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