
En este capítulo, Hugo E. Martínez nos propone mirar nuestra vida desde una perspectiva diferente y poderosa: ¿y si todo lo que hemos vivido —nuestra familia, nuestro cuerpo, nuestros desafíos y talentos— no fuera casualidad, sino parte de un mapa elegido por nuestra alma antes de nacer?
La invitación es a dejar de vernos como víctimas de las circunstancias y empezar a reconocernos como almas que eligieron esta experiencia para crecer, amar y recordar quiénes somos en esencia.
Con preguntas profundas y un ejercicio de escritura, el capítulo nos anima a reflexionar:
¿Qué aprendí de mi infancia?
¿Qué me enseñaron mis heridas?
¿Qué dones han estado conmigo desde siempre?
La clave está en comprender que cada experiencia, incluso las más difíciles, tiene un sentido más grande. Y cuando cambiamos la mirada, dejamos de cargar la vida… y empezamos a vivirla con propósito.