La senda antigua que nuestro Señor Jesucristo nos ha dejado; es la única que nos dará el verdadero reposo a nuestra vida. La senda correcta de la vida es que Dios indicó; pero que a diario preferimos escoger nuestro propio camino, a nuestra conveniencia. De igual manera hoy en día tenemos que elegir entre esas mismas opciones: tomar el camino antiguo y verdadero de Dios o uno nuevo que nosotros escojamos. No se deje engañar. La única manera de encontrar la paz y el es tomar el sendero de Dios.