
Lázaro ha muerto. Jesús va a Betania y se encuentra con Marta y María desesperadas. Pero la fe es más fuerte que la muerte.
Mientras Jerusalén abría sus doce puertas para recibir a los peregrinos que llegaban a celebrar la Pascua, nosotros estuvimos viviendo escondidos en Perea, al otro lado del Jordán. Las cosas en la capital se nos habían puesto muy difíciles y pensamos que durante algunos días resultaba peligroso enseñar las orejas por allá.