
Existe una máxima Ignaciana que, los que conocemos los Ejercicios de Ignacio de Loyola, intentamos aplicar en espacios de conversación; “todo buen cristiano ha de inclinarse más a salvar la proposición del prójimo que a condenarla” Sin embargo para que ello suceda será necesario que nos sentemos a conversar sin distorsiones ni manipulaciones ideológicas o religiosas. Seguramente el Dios de la vida que libera constantemente a su pueblo, seguirá invitándonos a liberarnos de futuras tentaciones absolutistas que no deshumanizan. Ojalá así sea.