
Dios no habita en mezclas. Y cuando lo santo se mezcla con lo profano, se apaga. Muchos hoy han perdido la presencia de Dios no porque pequen abiertamente… sino porque han permitido pequeñas mezclas espirituales en su vida, en su casa, y en su corazón. Hoy el Espíritu Santo viene a purificar lo que ha sido contaminado. ¡No es religión, es revelación!