La distracción roba enfoque y marchita vocaciones. Por lo tanto, diseña un protocolo sencillo para tu día de trabajo. Así pues, decide horas específicas para revisar mensajes, coloca el teléfono lejos del alcance visual y usa una lista de tres tareas clave. Además, establece un inicio sagrado con oración breve y lectura de un versículo que encuadre tu propósito. De modo que trabajes por bloques de tiempo con descansos cortos para estirarte, hidratarte y volver con claridad. Si una distracción persiste, pregúntate qué emoción estás evitando y preséntala al Señor para tratarla con verdad.
Además, ordena tu espacio, ya que el desorden constante alimenta interrupciones internas. Practica el cierre consciente: escribe lo que lograste, lo que ajustarás mañana y agradece por la ayuda recibida. Invita a un compañero a rendición de cuentas semanal para sostener constancia. El administrar distracciones no es obsesión por el control, es mayordomía del llamado que Dios te confió para servir mejor. La Biblia dice en Salmos 90:12: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría”. (RV1960).
All content for Un Minuto Con Dios is the property of Dr. Rolando D. Aguirre and is served directly from their servers
with no modification, redirects, or rehosting. The podcast is not affiliated with or endorsed by Podjoint in any way.
La distracción roba enfoque y marchita vocaciones. Por lo tanto, diseña un protocolo sencillo para tu día de trabajo. Así pues, decide horas específicas para revisar mensajes, coloca el teléfono lejos del alcance visual y usa una lista de tres tareas clave. Además, establece un inicio sagrado con oración breve y lectura de un versículo que encuadre tu propósito. De modo que trabajes por bloques de tiempo con descansos cortos para estirarte, hidratarte y volver con claridad. Si una distracción persiste, pregúntate qué emoción estás evitando y preséntala al Señor para tratarla con verdad.
Además, ordena tu espacio, ya que el desorden constante alimenta interrupciones internas. Practica el cierre consciente: escribe lo que lograste, lo que ajustarás mañana y agradece por la ayuda recibida. Invita a un compañero a rendición de cuentas semanal para sostener constancia. El administrar distracciones no es obsesión por el control, es mayordomía del llamado que Dios te confió para servir mejor. La Biblia dice en Salmos 90:12: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría”. (RV1960).
La obediencia tardía suele disfrazarse de desobediencia elegante. Cuando el Espíritu te señale, conviene responder sin dilaciones, poque posponer lo claro debilita convicciones. Por eso, haz hoy esa llamada, entrega esa ofrenda, cierra esa puerta de tentación y confiesa ese pecado.
La obediencia temprana simplifica la vida porque evita las excusas sofisticadas. El Señor no busca expertos en promesas; busca practicantes de la fe. Así que, anota lo que Dios te mostró esta semana y conviértelo en una acción medible. Recuerda que la aceleración del mundo empuja a decidir sin Dios, pero el discipulado te enseña a decidir rápido lo que Dios ya dijo. Además, una pequeña obediencia hoy evita un gran arrepentimiento mañana. Sigue confiando porque la gracia del Señor sostiene tu paso. Permite que la Palabra alumbre el siguiente movimiento. La Biblia dice en Salmos 119:60: “Me apresuré y no me retardé en guardar tus mandamientos”. (RV1960).
Un Minuto Con Dios
La distracción roba enfoque y marchita vocaciones. Por lo tanto, diseña un protocolo sencillo para tu día de trabajo. Así pues, decide horas específicas para revisar mensajes, coloca el teléfono lejos del alcance visual y usa una lista de tres tareas clave. Además, establece un inicio sagrado con oración breve y lectura de un versículo que encuadre tu propósito. De modo que trabajes por bloques de tiempo con descansos cortos para estirarte, hidratarte y volver con claridad. Si una distracción persiste, pregúntate qué emoción estás evitando y preséntala al Señor para tratarla con verdad.
Además, ordena tu espacio, ya que el desorden constante alimenta interrupciones internas. Practica el cierre consciente: escribe lo que lograste, lo que ajustarás mañana y agradece por la ayuda recibida. Invita a un compañero a rendición de cuentas semanal para sostener constancia. El administrar distracciones no es obsesión por el control, es mayordomía del llamado que Dios te confió para servir mejor. La Biblia dice en Salmos 90:12: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría”. (RV1960).