
El espíritu está eternamente en estado de gracia.
Tu realidad es únicamente espíritu.
Por lo tanto, estás eternamente en estado de gracia.
Recuerda que respondes a lo que percibes, y tal como percibas así te comportarás.
La Regla de Oro te pide que te comportes con los demás como tu quisieras que ellos se comportasen contigo.