
Durante la Segunda Guerra Mundial, mientras el mundo ardía y México hallaba su propio lugar en la historia, miles de historias personales se tejieron en papel. En medio del caos, la distancia y la incertidumbre, las cartas se convirtieron en refugio, en consuelo y en testigos silenciosos de amores que resistieron el paso del tiempo… y de la guerra.
Una de nuestras historias favoritas es la de Olga y Guillermo. Ella, desde la Ciudad de México, con su caligrafía firme y elegante; él, desde algún rincón lejano, con la urgencia de quien sabe que cada palabra puede ser la última. A través de cartas, construyeron una historia de amor que no necesitó presencia física para hacerse real, solo tinta, papel y un profundo anhelo de volver a encontrarse.
Hoy, en este episodio, nos sumergimos en esa noche de apagón que nos hizo pensar en ellos, en la luz de sus palabras, y en cómo las relaciones epistolares fueron —y siguen siendo— una forma de amar con el alma.