
Entre 1990 y 2004, Francisca Ballesteros asesinó a su marido y a dos de sus hijas con medicamentos mezclados con la comida.
De cara a los vecinos, era la madre perfecta, pero por detrás, planeaba huir con un amante que conoció por internet.
En este episodio repasamos uno de los crímenes más fríos y premeditados de la crónica negra española.