
Muchas veces sentimos que Dios, a manera de “castigo”, nos quita personas, cosas o incluso nos aparta de lugares en los que quisiéramos permanecer o compartir. Pero lejos de castigarnos, Él busca edificarnos y procesar nuestro corazón. Dios permite que en la vida escuchemos muchos “no”, no porque desee vernos sufrir, sino porque detrás de cada negativa hay un propósito mayor al que hemos sido llamados. Nuestro Creador, como Dios de orden y de procesos, a veces nos invita al silencio para que desde allí aprendamos a escuchar su voz, y en obediencia caminemos de su mano hacia el plan perfecto que ha diseñado para cada uno de nosotros: un camino que requiere tiempo, fe y confianza en su amor.