
Dios eterno y perfecto, gracias porque me formaste con tus manos y me conociste antes que nadie.
Gracias porque me elegiste, me apartaste y me diste propósito.Hoy quiero vivir conectado(a) a ese propósito, aunque me sienta pequeño(a), aunque tenga miedo.
Recuérdame cada día que no estoy solo(a), que fui enviado(a), que mi vida tiene valor. Despierta en mí lo que sembraste desde antes de nacer. Guíame, úsame, muéstrame quién soy en Ti. Amén.