
El amor no solo se dice, se comunica. No se trata de palabras, sino de valorar, escuchar y perdonar.
A veces no falta amor, falta comprensión. Dios nos enseña a hablar con respeto, amar sin condiciones y perdonar con fe. El matrimonio no es yo ni tú… es nosotros con Dios.
¡Escúchalo ya!