
Hay ocasiones en las que los papás hacen cosas de más para sus hijos y no dejan que ellos hagan cosas por sí solos. Esto trae como consecuencia un comportamiento de un hijo chiqueado y es entonces que los hijos pierden motivación y comienzan a vivir una falta de autonomía.
Cuando cliqueamos a nuestros hijos, realmente estamos perjudicándolos, porque les robamos pequeñas victorias, al quitarles la posibilidad de que desarrollen la habilidad de hacer las cosas por ellos mismos.
Nuestra labor como padres es el acompañamiento y guía a los hijos. Sin empujarlos, ni exigirles resultados necesariamente. Es mejor educar con enfoque en el proceso de cómo hacer las cosas, y no en el resultado.