
Cuando llegamos al límite de nuestras fuerzas y recursos, es cuando podemos experimentar el poder transformador de Dios. Estas historias nos enseñan que la obediencia, la confianza total y la entrega del control son claves para dejar que Dios actúe en nuestras vidas. Él es suficiente, y cuando es lo único que tenemos, es porque es lo único que realmente necesitamos.